Los miembros de cinco sindicatos de enseñanza en Argelia se declararon en huelga esta semana reivindicando mejores salarios y condiciones, uniéndose a cientos de colegas que ya se pusieron en huelga hace meses debido a los recortes en el gasto público causados ??por la caída de los precios de la energía.
Los maestros en las provincias de Bejaia, Blida y Tizi Ouzou abandonaron sus escuelas hace más de tres meses, y a principios de este mes las huelgas llegaron a la capital, Argel, donde varias escuelas cerraron sus puertas. El martes, 20 de febrero , cinco sindicatos más en el sector educativo lanzaron una huelga de dos días.
Las huelgas y protestas por agravios sociales y económicos ocurren casi a diario en Argelia, pero generalmente son localizadas y no afectan la política nacional. Los sindicatos independientes son un canal clave para expresar la disidencia.
Las protestas llegan en un momento de continua incertidumbre política: el presidente Abdelaziz Bouteflika no ha hablado en público desde que sufrió un derrame cerebral en 2013, lo que aumenta las dudas sobre el futuro de Argelia, país miembro miembro de la OPEP.
Queremos que nuestros salarios aumenten para hacer frente a la alta inflación», dijo un joven maestro que trabaja en la escuela Said Hamdine en Argel y participa en la huelga.
Los trabajadores en el sector de salud pública también han protestado por los salarios y las condiciones del trabajo . En una manifestación realizada por médicos en el Hospital Universitario de Argel en enero, alrededor de 20 manifestantes resultaron heridos en enfrentamientos con la policía y varios medios fueron arrestados,
La huelga de maestros en curso está afectando a los estudiantes. «No hay lecciones durante casi un mes», dijo Akram, un estudiante de 14 años de Said Hamdine. «Si quieres estudiar, debes pagar cursos privados, de lo contrario, puedes perder el año».
Estas protestas son mucho más pequeñas que los disturbios que Argelia vio durante la «primavera árabe» de 2011. Las fuerzas de seguridad argelinas contuvieron esas manifestaciones. El gobierno fue capaz de calmar aún más las tensiones al aumentar el gasto ya que los ingresos del petróleo y el gas, el salvavidas del país, fluían libremente del crudo vendido a 100 $ por barril.
Desde la independencia, la elite gobernante de Argelia ha tratado de comprar lealtad a través del gasto público, que ha aumentado considerablemente desde que Bouteflika llegó al poder en 1999. Pero el sistema ahora está bajo presión.
Los ingresos anuales de energía se han reducido a la mitad desde 2014, lo que ha obligado a las autoridades a recortar el gasto y asegurar nuevas fuentes de financiación para cubrir el déficit presupuestario.
El gobierno también restringió la importación de cientos de bienes, haciendo subir los precios. El costo de las lentejas y el café, por ejemplo, ha aumentado hasta en un 15%
El primer ministro Ahmed Ouyahia advirtió a los manifestantes la semana pasada que detuvieran lo que describió como «anarquía», aparentemente jugando con los temores de inestabilidad en un país donde hasta 200,000 personas murieron en un conflicto civil con islamistas en la década de 1990.
«Es hora de que el tren de la anarquía se detenga», declaró Ouyahia a los miembros de su partido en una manifestación en la ciudad oriental de Biskra. «Barakat (¡es suficiente!). Esta situación no puede durar … porque el tren de la anarquía puede conducir a lo irreparable».
Eso provocó una respuesta rápida de los huelguistas en Argel, que corearon: «No tenemos miedo, señor Ouyahia».
Con menos dinero para ofrecer, el gobierno ha desplegado al Imam Ali Aya, una conocida figura religiosa, que ha buscado mediar entre el ministerio de educación y los sindicatos. Pero sus esfuerzos hasta ahora no han producido ningún acuerdo.
«Continuaremos con la huelga», dijo Yasmine Lahoubi, un médico residente de 28 años en Argel. «Podemos ver que el gobierno y el ministerio no quieren escuchar nuestras voces y siguen ignorando nuestras demandas, pero esperamos que encontremos un acuerdo».
Algunos todavía ven a Bouteflika, de 80 años, como una mejor apuesta que el gobierno para solucionar sus problemas.
«Definitivamente queremos que Bouteflika, no el gobierno, encuentre una solución», afirmo el doctor Wafa, de 27 años, en huelga en el hospital más grande de Argel, Mustapha Bacha. «Solo Bouteflika puede terminar el conflicto».
Fuente: Ahramonline
[Fundación Sur]
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