Las mujeres en el noreste de Nigeria son miradas con recelo cuando vuelven a casa después de escapar o ser liberadas de Boko Haram y no reciben apoyo adecuado ni por parte del gobierno ni por parte de las ONG de Nigeria.
Como resultado de ir recobrando terreno al grupo islámico, cada vez son más las mujeres y niñas, objeto de violencia sexual, que están siendo liberadas.
Pero cuando llegan a casa, ellos son miradas con desconfianza y sospecha y reciben el respaldo adecuado para ayudarlas a lidiar con el trauma de lo que han experimentado.
UNICEF junto con International Alert publicaron el martes 16 de febrero el informe “Bad Blood” (mala sangre): la percepción sobre los niños nacidos de los conflictos relacionados la violencia sexual y las mujeres y niñas asociados con Boko Haram en el noreste de Nigeria
Las mujeres y niñas liberadas por Boko Haram se enfrentan al rechazo de vuelta a casa»Estos resultados muestran una necesidad apremiante de hacer más para reintegrar a las que regresan del cautiverio de Boko Haram. Muchas de estas chicas ya se enfrentan a un duradero trauma por la violencia sexual y la separación de sus familias, por lo que debemos asegurarnos de que reciben todos los medios que necesitan cuando finalmente regresan», declaró Kimairis Toogood, de Internacional Alert en Nigeria.
«Si las necesidades de estos supervivientes que regresan no se cumplen, esto añade otra dimensión a conflicto ya de por si complejo».
Desde 2012 más de 2.000 mujeres y niñas han sido secuestradas por Boko Haram, incluyendo las más de 200 secuestradas de su escuela de secundaria en Chibok, en el estado de Borno, en 2014. Los secuestros generaron la campaña #BringBackOurGirls, que atrajo la atención mundial incluida la de Michelle Obama.
Las personas que han sido liberadas del cautiverio contaron que soportaron violencia física y sexual además de matrimonios y trabajos forzados. Algunos fueron entrenados para luchar y convertirse en terroristas suicidas.
Según el informe, algunos de los que vuelven se enfrentan al rechazo debido al temor de que traten de radicalizar a otros.
Los niños nacidos como resultado de la violación son vistos con un desprecio especial, ya que se consideran viciados por la «mala sangre» que les han transmitido sus padres biológicos.
«El rechazo y la re victimización de las mujeres, las niñas y sus hijos, así como de los bebés que incluso aún ni han nacido todavía, debería ser contemplada dentro del contexto.
«Mucha gente ve a las mujeres, las niñas y sus hijos como una amenaza en vivo, por temor a que ellos estén totalmente radicalizados por Boko Haram. El reciente aumento en el uso de mujeres suicidas en toda Nigeria, incluyendo menores de 18 años de edad, también ha reforzado la creencia, muy extendida, de que las mujeres y las niñas expuestas a Boko Haram (ya sea por la fuerza o voluntariamente) están contribuyendo a la inseguridad general en la zona».
La semana pasada, una chica enviada por Boko Haram se negó a detonar su chaleco suicida en el campo de refugiados de Dikwa. Otras dos en cambio sí que lo hicieron matando al menos a 58 personas.
El informe añade: «Algunos creen que la niños concebidos como resultado de la violencia sexual o de relaciones sexual con miembros de Boko Haram se convertirán en la próxima generación de combatientes, ya que llevan en su sangre las características violentas de sus padres biológicos».
La investigación más reciente se realizó en Maiduguri, capital del estado de Borno, que es actualmente el hogar de alrededor del 95% de las personas desplazadas por los combates.
Más de 2,5 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares debido a los conflictos en el noreste de Nigeria. Alrededor de 2,1 millones siguen viviendo en el país, un 10% de ellos en campos de refugiados y el resto en comunidades de acogida.
La semana pasada, los expertos en derechos humanos de la ONU hicieron un llamamiento al gobierno para que se asegure de que las áreas recuperadas a los insurgentes son realmente seguras para las personas que regresan a sus hogares. También pidieron que se protejan los campos de desplazados.
theguardian.com
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