Las mujeres se manifiestan para protestar contra la violencia de género en Chad

9/01/2009 | Crónicas y reportajes

Cecile Moutouba marchaba con un cuchillo en una mano y un palo en la otra. Asegura que su marido ha usado ambos contra ella.

Moutouba era una de las alrededor de 100 mujeres que recorrieron más de dos kilómetros, con sus manos en la cabeza, (como señal de duelo), en la ciudad chadiana de Guelendeng, a 135 kilómetros de la capital, Yamena.

En lo que algunos chadianos han considerado una demostración pública “rara”, las mujeres se manifestaron para protestar contra los actos de violencia cometidos por los hombres contra sus mujeres. “Nos van a exterminar”, exclama Habiba Abanga, que asegura que recientemente fue acuchillada por su marido.

En los últimos 8 meses, al menos dos mujeres han sido asesinadas por sus esposos en Guelendeng, según una mujer que participaba en la marcha. Aseguran que muchas mujeres han sido gravemente heridas por sus maridos en el mismo periodo en la misma región. En Yamena, en noviembre, un hombre mató a su mujer y a la madre de esta.

“Se está generando una sicosis”, declara Larnem Marie, coordinadora de la Asociación Chadiana para las Libertades Fundamentales, que participó en la manifestación de Guelendeng. “Las mujeres de Guelegeng han dicho basta, ya es suficiente”.

Recientemente, se denegó a un grupo de mujeres de Yamena la autorización para manifestarse en la capital, según cuentan miembros de este grupo a IRIN.

Lucha contra la impunidad

Larnem y otras mujeres dicen que la sociedad chadiana debe afrontar la impunidad. Existen leyes que prohíben la violencia doméstica en Chad, “pero lamentablemente, no se aplican”, explica Larnem.

Las mujeres deben continuar forzando a sacar a relucir el problema, “podríamos habernos movilizado más mujeres [para la marcha de Guelendeng] pero el miedo ha impedido a muchas acudir. Nosotras pensamos que es un buen primer paso y que la próxima vez será más fácil movilizar a más gente” y añade: “Las mujeres deben movilizarse para defender sus derechos. Nadie los va a hacer por ellas”.

Matrimonio forzoso

Las mujeres de la manifestación de Guelendeng aseguran que el matrimonio forzado a edad temprana es un móvil importante para la violencia doméstica. Las mujeres de la marcha hablaban de una niña de 12 años en Guelendeng que hace poco intentó suicidarse cuando los miembros de su familia ignoraron sus súplicas contra un matrimonio forzado con un hombre de 60 años.

Combatir la violencia doméstica en Chad es enfrentarse a siglos de normas tradicionales que toleran la violencia contra la mujer, al matrimonio forzado y la mutilación genital femenina, según representantes de algunos grupos de derechos humanos del Fondo para la Población de las Naciones Unidas, que participa en campañas de concienciación en Chad, que pretenden eliminar en Chad las costumbres dañinas.

En su último informe de la población mundial, http://www.unfpa.org/swp/ el Fondo de Naciones Unidas para la Población Mundial, UNFPA, asegura que la cultura debe estar integrada en las políticas de desarrollo, pero la sensibilidad cultural no significa aceptación de prácticas injuriosas.

“Ningún valor cultural tolera la opresión” declaraba la representante de UNFPA en Senegal, Suzanne Maïga Konaté en el almuerzo celebrado el pasado 19 de diciembre para presentar el informe en la capital de Senegal, Dakar.

Geneviève Nakiri, jefa de la coalición de grupos de mujeres de Chad, CELIAF, declaró a IRIN que la violencia contra las mujeres es debida en gran parte al “enorme peso de las normas socioculturales en Chad”.
Pero una mujer que participaba en la marcha, que prefería permanecer en el anonimato, dijo que la violencia no puede ser atribuida sólo a la cultura. “Todos sabemos que hay aspectos buenos y malos en todas las culturas. Pero en Chad hay algunos otros factores que alimentan la violencia, como los desplazamientos de la población y la extrema pobreza”.

Solkem Alhascari, que trabaja con una ONG humanitaria en Chad, dice que otra gran causa es el aumento del número de mujeres que trabajan como comerciantes para ganar dinero para su hogar. Esto se convierte en una fuente de celos y frustración para los hombres. Además Alhascari señaló el aumento del consumo de alcohol como otra causa.

Nakiri y otras mujeres aseguran que mientras que la violencia contra las mujeres ha existido desde hace mucho tiempo, en la actualidad está claramente en aumento. Y mientras que los palos y los látigos solían ser las principales armas, ahora lo más común es el acuchillamiento. Nakiri declara que no existen cifras oficiales pero se puede ver claramente el aumento de la violencia, de manera paralela al aumento de la inseguridad generalizada que se da en los alrededores de Yamena “Es muy difícil encontrar estadísticas”, dice, “pero las mujeres con ello, es visible por todas partes y todos los días”.

Aalhascari declara a IRIN que dos días después de la manifestación de Guelendeng, un hombre cuya mujer había participado en la marcha hizo que un jefe tradicional arrestase a su esposa.

(IRIN, 09-01-09)

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