La riqueza cultural y la complejidad de las lenguas africanas es un tema de gran interés y pluralidad que siempre ha fascinado a millones de estudiosos sobre la historia y la riqueza cultural que significan las más de dos mil lenguas africanas.
Los que hemos tenido la fortuna de conocer varias lenguas africanas, como la lengua bantú “runyoro-rutoro” o la lengua nilótica “karimojong”, nos quedamos maravillados al descubrir cómo lenguas y culturas de tradición oral, hasta hace pocos años, han conservado y desarrollado formas gramaticales tan complejas, ricas y precisas hasta hoy, que manifiestan una sabiduría, memoria y cultura realmente prodigiosas.
A lo largo de la historia, constatamos un gran desconocimiento y por tanto una falta de aprecio de las lenguas y culturas africanas, en los países del hemisferio norte, y más concretamente por parte de los países colonizadores de África.
Los colonos franceses, ingleses, portugueses o españoles impusieron, a veces con violencia, su lengua colonial que sigue siendo dominante en la gran mayoría de las instituciones africanas.
Pero el continente todavía es rico en más de 2.000 idiomas: una lengua materna, que se usa en casa; una lengua vehicular, como el hausa o el swahili, para intercambiar a escala regional; o incluso una lengua local destinada a la enseñanza, en la escuela. En consecuencia, encontramos hoy una gran multiplicidad de lenguas, en la mayoría de los países africanos, provocando también algunos retos en los programas educativos de los jóvenes. ¿Cómo combinar el uso de las lenguas locales de la enseñanza primaria, con el inglés o francés de los estudios secundarios y superiores? ¿Cómo realizar la sustitución del francés por el inglés? (Ruanda).
El auge de Internet plantea un nuevo reto para este patrimonio cultural. El acceso a la Web necesita, al menos, un ordenador o un smartphone, una correcta conexión y saber leer y escribir. Como era de esperar, el 75 % del contenido web está escrito en siete idiomas occidentales en la actualidad, principalmente en inglés. ¿Cuántos idiomas del mundo y de África podrán sobrevivir digitalmente?
En los últimos años, sin embargo, las lenguas africanas han experimentado un resurgimiento del interés local y global, impulsado por movimientos que desean borrar los vestigios del colonialismo, por los afrodescendientes que buscan sus raíces lingüísticas y por un gran número de músicos africanos que cantan en yoruba, igbo, swahili… en los cinco continentes del planeta.
El swahili o kiswahili se posiciona como el principal idioma panafricano. Esta mezcla de lenguas árabe y bantú de África Oriental tiene más de 200 millones de hablantes, según “Jeune Afrique”, lo que la convierte en la lengua africana más hablada del mundo. En 2021, la Unesco le ha asignado un día mundial, el 7 de julio. La traducción de Google, además del swahili, contaba también con ewe, bambara y lingala.
En todo el continente se multiplican las iniciativas para promover las lenguas africanas en internet. A mediados de mayo, el gigante de la traducción “Google Translate” también dio un primer paso prometedor al agregar diez idiomas africanos a su registro. (J.A.)
De 54 países africanos, 48 han conservado el inglés, francés y portugués como lenguas oficiales. Etiopía es el único país africano que tiene una lengua africana oficial: el Amharique. Vemos que tres países: Marruecos, Etiopía y Tanzania presentan sus programas de gobierno en una lengua africana. El swahili es la única lengua africana utilizada como lengua de trabajo en la ONU y en la UA, desde febrero 2022.
En África subsahariana, el 80 % de los estudiantes de primaria reciben la educación escolar en una lengua que no es la nativa, dificultando así el aprendizaje (J.A.)
Estos son algunos aspectos que explican la gran riqueza y complejidad que encontramos en las lenguas africanas.
Ciertamente la digitalización puede aportar un gran servicio para mejorar la calidad de la enseñanza en África, siempre y cuando este proceso de digitalización se realice respetando la experiencia y responsabilidad de los educadores africanos, y siempre en colaboración con ellos-as, sin imposición alguna de métodos o programas.
Lázaro Bustince
[CIDAF-UCM]