Unos 400 cuerpos han sido recuperados, según las autoridades locales, tras las inundaciones y deslizamientos de tierra que azotaron dos aldeas en el este de la República Democrática del Congo (RDC) la semana pasada.
En varias aldeas cercanas a la orilla del lago Kivu, la gente ha estado cavando en el barro con las manos en una búsqueda desesperada de familiares desaparecidos.
Los voluntarios de la Cruz Roja Congoleña no tienen bolsas para cadáveres. Tienen que amontonar los cuerpos envueltos en mantas en las aldeas de Bushushu y Nyamukubi, en la provincia de Kivu Sur.
«Es como el fin del mundo«, dijo a la agencia de noticias AFP Gentille Ndagijimana, de 27 años, quien ha perdido a sus padres y a dos hermanas.
Las casas hechas de tablones de madera con techos de hierro corrugado fueron arrasadas. La semana pasada también hubo inundaciones al otro lado del lago Kivu en la vecina Ruanda, donde murieron más de 130 personas.
Varias aldeas fueron sumergidas, muchas casas arrasadas y los campos devastados, cuando los ríos han abandonaron sus cauces bajo el efecto de las fuertes lluvias.
El jefe de la ONU, António Guterres, informó que las inundaciones eran otro ejemplo de la aceleración del cambio climático y sus dramáticas consecuencias para los países que no están involucrados en el calentamiento global del planeta.
La República Democrática del Congo está observando un día de duelo nacional en memoria de los muertos y desaparecidos de Bushushu, en el territorio de Kalehe, en Kivu Sur, después de las inundaciones y deslizamientos mortales de tierra. Al final del consejo de ministros del viernes, Kinshasa anunció el envío de una «misión gubernamental para apoyar al gobierno provincial en la gestión de este desastre”.
Médicos Sin Fronteras (MSF) también comunicó que había enviado un equipo de emergencia al área el pasado sábado. Actualmente, las víctimas carecen de todo. Thomas Bakenga, administrador del territorio de Kalehe, declaró que «el gobierno provincial ha brindado asistencia: un bote lleno de alimentos (frijoles, harina), lonas, medicinas…«. Semejante solidaridad con los que han perdido todo, es fundamental, urgente y necesaria.
Todos sabemos que los pueblos africanos son los que menos culpa han tenido en el calentamiento global y, sin embargo, son los que más sufren las consecuencias. ¿Cuándo tomarán su responsabilidad en reducir la producción del CO2 y en causar la destrucción del medio ambiente los países más contaminantes, como son: EEUU, Rusia, China y la UE?
La mayoría social ya no cree en palabras, discursos políticos ni acuerdos firmados. Solo nos convencen los compromisos concretos, consecuentes y responsables por una política ecológica justa y sostenible.
CIDAF-UCM