El primer lote de filtraciones publicadas por cinco grandes periódicos de todo el mundo el día 28 de noviembre por la noche revelan que Nelson Mandela se puso “furioso” cuando un alto consejero le impidió reunirse con Margaret Thatcher, poco después de su liberación de la cárcel.
Al parecer, Mandela quería explicar por qué el ANC se opuso a la política de la ex primera ministra británica de “compromiso constructivo” con el régimen del apartheid.
Además las filtraciones desvelan afirmaciones brutalmente francas del presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, y el ahora primer ministro, Morgan Tsvangirai, y otros líderes de la oposición, hechas por el sincero embajador de los Estados Unidos en Zimbabue, Christopher Dell, en 2007.
Algunos cables que todavía no han sido desvelados, según los medios locales, descubrirán la firme oposición de Mandela a la guerra de Iraq, “Mandela consideraba al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, incapaz de pensar correctamente y creía que Bush ignoraba las llamadas de la ONU para que se impusiese la restricción en Iraq, porque el entonces secretario general, Kofi Annan, era negro”, otros de los documentos que todavía no se han filtrado, también mostrarán críticas “embarazosas de estadounidenses” al icono de la lucha antiapartheid.
Planeada puesta en libertad
Según el periódico The Guardian, un documento de los años 90 desvela que “Comprendemos que Mandela estuviera dispuesto a reunirse con Thatcher, pero Zwelakhe Sisulu [Secretario de nombramientos] expuso sus argumentos contra ello, con éxito”.
Sigue diciendo: “Mandela había expresado en varias ocasiones su deseo de reunirse pronto con Thatcher para expresarle las objeciones del ANC a su política. Por consiguiente nos sorprendió que la reunión no se materializase, en su visita a Londres de mediados de abril, y sospechamos que la línea más dura del ANC había trastocado los planes de Mandela”.
La página web de The Guardian también desvela un cable del 17 de enero de 1990, basado en la media hora de conferencia entre Essa Moosa, abogado del Frente Democrático Unido, que se reunió con Mandela la semana antes, anunciando que De Klerk planeaba levantar la prohibición del ANC y otras organizaciones de liberación. “La liberación de Mandela será anunciada el 2 de febrero en el parlamento”, es el título de una de las secciones en la memoria. “Mandela dejó bastante claro que esperaba que el presidente De Klerk hiciera varios grandes anuncios en su discurso de apertura del parlamento, el 2 de febrero”, afirma. “De Klerk anunciará: el levantamiento de la prohibición del ANC, PAC y otras organizaciones; el final del estado de emergencia; la vuelta de los exiliados políticos a Suráfrica; la puesta en libertad de una serie de prisioneros políticos, incluido Nelson Mandela”.
Plan de juego
El cable dice que De Klerk se había reunido con Mandela varias semanas antes, que había presentado una serie de propuestas y que pidió una respuesta del ANC. Mandela no discutió las propuestas en detalle con Moosa, pero las reenvió a sus camaradas del partido Alfred Nzo y Thabo Mbeki.
El documento sigue: Moosa comprende que Mandela ha ideado un plan de juego para los “siguientes pasos” a dar en una negociación con De Klerk, para asegurarse de que no es puesto en libertad en un vacío.
Zimbabue
En un cable enviado desde Harare en 2007, titulado “El final está cerca” el embajador Dell predice que a Mugabe se le está acabando el tiempo, porque cada vez más de sus camaradas del Zanu PF se vuelven contra él y que los líderes regionales, como Thabo Mbeki, cada vez están más irritados con él.
Después de considerar varios escenarios, Dell concluye que la salida optima, “que no traiga consigo un alto riesgo de violencia y conflicto, son unas elecciones libres y sinceras, bajo supervisión internacional”.
“La mediación de Mbeki ofrece la mejor, aunque pequeña, esperanza de lograrlo. Sin embargo, mientras que Pretoria cada vez está más preocupada sobre el caos en el norte y la paciencia del presidente Mbeki con las payasadas de Mugabe se acaba, las perspectivas de un serio compromiso de Suráfrica pueden estar aumentando.
Dell también informa sobre la mejor oposición en Zimbabue, que podría facilitar el cambio. Afirma que Tsvangirai es “un hombre valiente, comprometido, de sobre todo demócrata, además es el único en escena que tiene una calidad real y la capacidad para atraer a las masas”, pero añade después, “Pero Tsvangirai también es una figura débil, que no está preparado para estar abierto al consejo, indeciso y con un cuestionable juicio para seleccionar a las personas que lo rodean”.
Concluye sobre Tsvangirai: “Es el elemento indispensable para el éxito de la oposición, pero posiblemente una pesada carga para sobrellevar por el país, una vez en el poder. En pocas palabras, es la clase de personaje Lech Walesa: Zimbabue lo necesita, pero no debería confiar en sus habilidades ejecutivas para liderar el país hacia su recuperación”.
(IOL/News 24, 29-11-10)