Las conversaciones de paz no sirven mientras el M23 refuerza su control sobre los Kivus y sus recursos, por Lázaro Bustince

7/11/2025 | Bitácora africana, Opinión

Kinshasa se resiste a firmar el marco económico mientras los rebeldes respaldados por Kigali consolidan avances territoriales y establecen un protoestado.

La presión aumenta sobre Massad Boulos, asesor principal para África del presidente estadounidense Donald Trump, tras el último revés en sus esfuerzos por acorralar a la República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda a un acuerdo de paz y seguridad, respaldado por un acuerdo minero. La firma de un acuerdo de cooperación económica, prevista para el 3 de octubre, fue cancelada, y tanto Kinshasa como Kigali se culpan mutuamente de incumplir compromisos previos.

El acuerdo de paz de Trump depende de minerales, milicias y megavatios. El plan era acelerar las negociaciones para el acuerdo de seguridad minera. El entonces presidente de la RDC, Félix Tshisekedi, y su homólogo ruandés, Paul Kagame, firmarían un tratado de paz en la Casa Blanca en el plazo de un mes. Esto no ocurrió, ya que las disputas entre Kinshasa y Kigali, junto con el Movimiento 23 de marzo (M23), respaldado por Ruanda, no están resueltas. Expertos de la ONU han señalado que los mayores obstáculos son la continua ofensiva del M23 en las provincias de Kivu, sumado a las presencias de las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC) y de las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR), así como de las diversas milicias que operan en la zona.

El M23 ha incorporado a otros 7.000 combatientes al grueso de las fuerzas que estaban impidiendo a las fuerzas de paz de la ONU entrar en las zonas bajo su control y denunciar abusos. Funcionarios de la ONU informaron de la muerte de más de 1.000 civiles en las provincias de Kivu Norte e Ituri durante el mes de junio. La zona de guerra se estaba extendiendo a pesar de las negociaciones entre funcionarios congoleños y representantes del M23 en Doha. Un equipo de facilitadores cataríes en Doha ha estado intentando negociar un acuerdo militar entre las autoridades congoleñas y el M23.

La misión del M23 es defender los derechos políticos y territoriales de los tutsis congoleños. Nada de esto parece creíble dada la ferocidad de los ataques del M23 y la rápida expansión del territorio bajo su control. El control de los abundantes yacimientos de minerales, como uranio, titanio y oro, justifica para el M23 toda violencia, que por ahora sigue construyendo un protoestado con su propia administración.

Desde la independencia, el Estado congoleño se ha enfrentado a la secesión y proclamación de la independencia de varias provincias del país, a veces durante varios años. Pero Kinshasa nunca ha aceptado estas secesiones ni los planes para un compromiso que permita un mayor federalismo. En cambio, ha enviado sus fuerzas a combatir a los secesionistas hasta que las provincias rebeldes han vuelto a estar bajo el control de Kinshasa. Incluso si el presidente Tshisekedi estuviera dispuesto a ceder parte del control en el este al M23/AFC, equivaldría a un suicidio político. Su legitimidad reside en gran medida en su defensa de la soberanía congoleña y su férrea oposición a lo que la sociedad congoleña considera el expansionismo de Kagame.

Lázaro Bustince

CIDAF-UCM

Autor

  • Nacido en Izco (Navarra), en 1942, estudió filosofía en Pamplona (1961-1964). Hizo el noviciado en Gap – Grenoble (1964-1965), con los Misioneros de África (Padres Blancos). Estudió Teología en el instituto M.I.L. de Londres, (1965-1969), siendo ordenado sacerdote en Logroño, en los Padres Blancos en 1969.

    Comenzó su actividad misionera en África en 1969, siendo enviado a la diócesis de Hoima en Uganda, donde estuvo trabajando en la educación, desarrollo y formación de líderes durante nueve años. Luego vivió un periodo de trece años en diversas ciudades europeas, trabajando en la educación y capacitación de los jóvenes (Barcelona 1979-1983)) , en Irlanda como responsable de la formación de los candidatos polacos (1983-1985), y en Polonia donde fue Rector del Primer Ciclo de Filosofía Polaco (1985-1991), y se doctoró en Teología espiritual en Lublin, donde fue nombrado profesor de la misma Universidad Católica de Lublin (KUL), de dicha ciudad, en 1991.

    Regresó a Uganda en 1992, y fue elegido Provincial de los padres Blancos de Uganda hasta 1999. Durante este periodo, fue también presidente de la Asociación de Religiosas-os en Uganda (ARU), y pionero en la construcción del Centro Nacional de Formación Continua (USFC). Además inició la Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) en 1994, trabajando en la formación de líderes en JPIC.

    En 2000 y 2004 cursó estudios sobre educación en Justicia, Paz, y Transformación de Conflictos, en Dublín. Desde su regreso a Uganda, fue pionero en la capacitación de agentes sociales en JPIC, y en el establecimiento del primer Consorcio de Educación Ética (JPIIJPC), lanzado por seis Congregaciones Misioneras, en 2006. Desde el inicio, y hasta junio 2011, ostentó el cargo de primer Director del Instituto. Al mismo tiempo fue profesor invitado de Ética en la Universidad de los Mártires de Uganda (UMU).

    En septiembre de 2011 fue nombrado director general de África Fundación Sur (AFS), organismo que dejó de existir en 2021. En la actualidad sigue trabajando por África al 100 % siendo, entre otras ocupaciones, editorialista en el CIDAF-UCM.

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