Las políticas agrícolas del FPR durante los 23 años de su reinado han conducido a la agricultura ruandesa a un callejón sin salida. El fracaso de la política agrícola del FPR dimana de dos causas principales:
– Los productos de los agricultores son mal pagados por las cooperativas impuestas por el gobierno; cooperativas a su vez conectadas con sociedades de transformación o comercialización afectas al FPR(1);
– La política económica está lejos de preocuparse por los campesinos-ganaderos; más bien, sus preocupaciones se centran en los intereses de las sociedades omnipresentes del FPR(2)
Quien conozca bien Ruanda, sin descubrirlo a través del espejo mágico de la propaganda generosamente pagada por el FPR o por las agencias internacionales que se basan en estadísticas manipuladas por el gobierno de Paul Kagame, constatará el flagrante contraste entre las sorprendentes estadísticas de producciones agrícolas y las hambrunas crónicas, irónicamente denominadas “Nzaramba0 permanente/duradera” por los ruandeses.
Constatación aplastante
En julio de 2016, fui interpelado a causa de dos artículos en los que expresé mis opiniones y consideraciones (3). Se trataba de la publicación del investigador Dr. Neil Dawson (4) y de la declaración del 16 de febrero del Ministro de Agricultura y Ganadería (5), Sra. Mukeshimana.
Contrariamente a las afirmaciones irresponsables altos Agentes del régimen (6), que siempre tienen dificultades en reconocer el fracaso de sus políticas agrícolas e insinúan que no existe una crisis alimentaria en Ruanda, muchos periódicos locales siguen (7) publicando el calvario de los campesinos ruandeses obligados a emigrar hacia países limítrofes a la búsqueda de productos alimenticios. Estos periódicos insisten en los estragos que produce la hambruna, ya crónica (8) en Ruanda y bautizada “Nzaramba” por los campesinos ruandeses. Un contraste entre las estadísticas relucientes y la desesperación de la población rural en todos los rincones del país (9).
Es público y notorio que las estadísticas oficiales ruandesas están frecuentemente manipuladas (10) con objeto de mostrar otra imagen de la agricultura y del desarrollo económico de Ruanda. Sin embargo, todos los indicadores parpadean en rojo (11) y muestran la pobreza y el hambre generalizadas.
No se oculta el humo cuando hay un incendio. El presidente Kagame, sobre todo cuando se dirige en kinyarwanda a sus Agentes, reconoce él mismo que la mentira termina por atraparos y traicionaros (12). Efectivamente, el Informe de la Agencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP) (13) estima que el 69% de la población ruandesa está sumida en una situación de pobreza multidimensional.
La prensa local (14) confirma esta amarga constatación y muestra realidades económicas de pobreza, con cifras e imágenes, mientras oficialmente no se quiere reconocer esta miseria y se trata de ocultarla cara a la opinión internacional. El escaparate de “la muy limpia ciudad de Kigali” y de sus infraestructuras, oculta este terrible mal que corroe al pueblo llano. Así es la farsa del “good governance” servida hasta la saciedad por parte del régimen a los socios extranjeros y así la describe Ansoms (2009): “Igual que en otras cuestiones, la elaboración de las políticas es un asunto controlado por las elites en Ruanda. La mayoría de los pequeños y pobres productores tiene sin duda alguna poca influencia. Los responsables de la formulación de las políticas tienen pocos lazos de unión institucionales o personales con cuestiones de desarrollo rural, y son numerosos los que tienen una actitud condescendiente, incluso despectiva, hacia los pequeños productores pobres que practican formas tradicionales de agricultura”(15).
Esa es la razón por la que la pobreza es generalizada en medio rural. Los campesinos tienen dificultades para pagar las cotizaciones sanitarias (mutualidades), los niños no frecuentan la escuela a causa de la pobreza (16) y el hambre (17); más bien andan errantes en centros urbanos o se dedican a pequeños trabajos para sobrevivir. Algunas autoridades locales, para cumplir sus contratos de logros (performances-Imihigo) no dudan en utilizar milicias para pegar a los pobres que no pueden pagar a la mutua de salud o para destruir las viviendas de los más desfavorecidos con el pretexto de que no se adecúan a las normas establecidas (18), dejándolos de ese modo al raso en las colinas.
Charles Ndereyehe