En las oficinas de RECONA hablamos con la religiosa Agnes Lucy Lando, miembro keniana de la Congregación Religiosa de las Hermanas de María de Kakamega (SMK) y profesora en la Universidad Daystar, de Kenia, quien nos declara que “para una hermana católica, servir en una institución no católica es una misión completamente diferente… Es una gran lucha”, y agrega que las hermanas católicas que trabajan en entornos no católicos tienen que trabajar muy duro, a veces rodeadas de hostilidad, para mantener los votos de castidad, pobreza y obediencia que están en el corazón de la vida de las mujeres y los hombres religiosos.
Lando habló con los medios católicos unos días después de que se publicara su libro “Moving into the Unreached Pastoral Frontiers: Making Visible the Impact of Catholic Sisters working in non-Catholic Institutions” (Avanzando hacia las fronteras pastorales no alcanzadas: haciendo visible el impacto de las hermanas católicas que trabajan en instituciones no católicas). El libro, el último de la profesora universitaria, ofrece una visión única de las alegrías, así como de las luchas de las hermanas católicas que sirven en lo que ella describe como territorios pastorales inexplorados.
El libro es un intento de arrojar luz sobre las experiencias y el impacto de las religiosas que sirven en instituciones no católicas, especialmente en las regiones oriental y central de África. El proyecto es también un llamamiento a la Iglesia para que esté atenta a las necesidades de estas hermanas católicas que están sirviendo en condiciones difíciles.
“Existe una cierta sensación de comodidad para una hermana católica que trabaja en una institución católica… Las instituciones no católicas no ofrecen esas comodidades”.
Algunas hermanas católicas que compartieron sus experiencias incluidas en el libro de la hermana Lando dijeron que en algunas de estas instituciones, se las trata como a personas ajenas y, a veces, se intenta convertirlas a otras religiones. Además, algunas de las instituciones no católicas no permiten que los sacerdotes católicos entren para las celebraciones, escuchar confesiones o cuidar de ninguna de las necesidades pastorales de la comunidad católica allí.
En el libro que publicó Paulines Publications Africa (PPA), una profesora dice: “Hay que estar en la escuela y enseñar sin importar la ocasión religiosa”.
Según Lando también hay una dura competencia entre las distintas confesiones en las instituciones públicas, y cada denominación lucha por la superioridad y el reconocimiento de las autoridades de las instituciones. Las religiosas que trabajan para instituciones gubernamentales también pueden ser transferidas a lugares donde sus órdenes religiosas no tienen comunidades, dice la exdirectora de investigación y estudios de posgrado de la Universidad Daystar.
Una monja keniana hace un llamamiento a los obispos católicos para que aborden las necesidades pastorales de las religiosas que sirven en instituciones no católicas. Ella explica: “Algunas de estas instituciones no católicas no entienden nuestra forma de vida como personas consagradas. No se preocupan por saber que una hermana católica no puede vivir sola y debe permanecer en una comunidad. Te envían a un lugar donde no tienes una comunidad y esperan que te quedes sola en una casa alquilada”.
En algunas instituciones no católicas donde trabajan religiosas, la demanda de ayuda a los necesitados, especialmente a los pobres, es muy grande. “Cuando la gente sabe que una es hermana, se imagina que tiene la capacidad de ocuparse de sus necesidades. No creen que también nos falte algo”, declara Lando. Añade que, a veces, los donantes potenciales se acobardan cuando se enteran de que las hermanas trabajan en instituciones no católicas. Hay quienes, según ella, solo confían en las estructuras dentro de la Iglesia católica cuando se trata de financiación.
A pesar de los desafíos, las religiosas que trabajan en entornos no católicos son muy respetadas, dice la miembro de SMK con sede en Nairobi. Para ella, las instituciones para las que trabajan suelen ser muy estimadas incluso por los no católicos:
“Las hermanas católicas que trabajan en escuelas no católicas, por ejemplo, se ganan el respeto de los alumnos, los padres y las comunidades en las que trabajan. Hablé con una hermana católica que enseña en una escuela no católica y que la escuela utiliza para calmar a los estudiantes cuando amenazan con hacer huelga. De esta manera, la hermana es el factor unificador de la escuela, la que resuelve los problemas y la que trae la paz”.
George Nwachukwu
Fuente: RECOWA
[CIDAF-UCM]