Mientras el abuso del poder causa dolor, el servicio con una sonrisa da felicidad, en cualquier situación y lugar del planeta.
En nuestra vida diaria todos experimentamos cómo cualquier abuso de poder familiar, político, económico, religioso y sobre todo militar destruye la vida digna y la convivencia familiar, comunitaria y social. Al mismo tiempo gozamos al ver como la inmensa mayoría de las personas cuidamos de los demás con una sonrisa natural, que anima y alegra la vida de todos.
Crear condiciones y oportunidades de vida digna, desarrollo sostenible y buena convivencia para todos los habitantes del país debería ser el primer objetivo de los gobernantes de todos los pueblos.
Por desgracia, constatamos cada día que la realidad es muy distinta, porque el abuso de poder y de los recursos de todos, acaparados y saqueados por la fuerza de unos pocos, condena a la mayoría social en todo el globo a vivir en pobreza severa, privada de dignidad, de trabajo y de paz.
Todos vivimos sorprendidos y hasta indignados ante el cruel abuso de poder y de recursos, sobre todo por parte de nuestros gobernantes y poderosos empresarios, en la mayoría de los países y pueblos. ¿Por qué toleramos estos gastos enormes de recursos, talentos y tiempo en causar tanto sufrimiento y dolor a millones de personas, en nuestro propio país, en nuestro continente y en todo el globo?
No es razonable ni humano que una sociedad que se considera civilizada despilfarre las mayores cantidades de recursos y tecnología en producir armas cada vez más letales, en lo que supone el mayor presupuesto de muchas naciones.
Tampoco es humano ni razonable que muchos de nuestros líderes políticos consuman el presupuesto nacional, el tiempo y los talentos en insultarse mutuamente hasta llegar a límites insospechados de necedad, de ridículo y de pobre humanidad.
Pienso que va llegando la hora de tomar medidas tajantes para frenar esta locura, llegando incluso a cerrar por algún tiempo las instituciones políticas, los parlamentos y el senado, es decir todas las administraciones políticas, porque ya no sirven a la nación. Solo necesitamos que continúen los gestores competentes de los diferentes departamentos: economía, sanidad, educación y otros servicios sociales. En algunos países, como Italia y Bélgica, cuando pasaron varios meses sin “gobierno político”, la vida de los ciudadanos seguía muy bien. No necesitamos tantas estructuras políticas, que viven a costa de los demás, sino gestores comprometidos a cuidar y promover la dignidad de todos y un desarrollo más sostenible.
Cada madre que llora por un hijo enviado a la guerra por gobernantes que ahora son incapaces de llorar. Todo padre que lucha cada día por llevar el pan a casa para su familia, y tal vez llora en secreto, porque no puede cubrir sus necesidades básicas. El llanto de esa madre porque su hijo es obligado a la guerra y el compromiso de ese padre que lucha por sostener dignamente a su familia son los testimonios que nos animan y fortalecen.
Queremos gestores sociales que tomen su mandato con responsabilidad y ética, para promover la dignidad humana, un desarrollo integral y una convivencia feliz y pacífica. Nos sobran los políticos que no saben servir a su pueblo y solo se sirven de los bienes del pueblo, hasta para declarar la guerra a los países vecinos.
Necesitamos cambiar los líderes que abusan, dividen y antagonizan a los que son diferentes, y elegir a líderes o gestores que sepan promover una cultura de encuentro, con rostro humano para fomentar una colaboración con todas las personas que viven en nuestra tierra. Nos necesitamos todos para construir una nación donde se viva mejor todavía, pues existen los recursos necesarios y solo falta la voluntad.
CIDAF-UCM