El actual presidente africano más antiguo en el poder, Robert Mugabe, tomó las riendas de la Unión Africana. La llegada del dictador de Zimbabue a la cabeza de la UA pone de manifiesto el descrédito de la organización africana, mientras que el calendario electoral 2015 se presenta muy cargado.
Las reacciones internacionales a la designación de Robert Mugabe, a la cabeza de la Unión Africana, no se han hecho esperar y muestran una fuerte incomprensión. ¿Cuál es el mensaje que quiere dar la organización panafricana que se enfrenta a muchos desafíos, entre ellos el desarrollo sostenible y la consolidación de los procesos democráticos para acabar con la obstinación de los jefes de Estado de querer mantenerse, a toda costa, en el poder?
Con 90 años, Robert Mugabe ha gobernado el país desde su independencia en 1980. Tradicionalmente se le ha considerado un líder polémico a causa de su recurrente violencia política de la cual la más destacada fue sin duda las elecciones de 2008.
Pregunta: ¿Qué puede aportar el dictador de Zimbabue a la UA que se enfrenta, en estos momentos, a grandes retos? Su predecesor, el presidente mauritano Mohamed Ould Abdel Aziz había despertado el entusiasmo de sus compañeros en el momento de su nombramiento debido a su capacidad y experiencia en los temas de seguridad en la región del Sahel. En las filas de la UA, se explica este hecho diciendo que la presidencia debía volver a un país en el sur de África y Zimbabue fue el único país propuesto de esa zona. Por consiguiente, era imposible pasar por alto la regla existente de proponer una presidencia rotativa en cada región de África. Nos guste o no, la Unión Africana socava su imagen y su credibilidad en la escena internacional. Canadá por ejemplo ha tildado este nombramiento como totalmente decepcionante; el Grupo de Crisis Internacional también lo ha condenado. Robert Mugabe considera a los países occidentales Occidente como “bestias negras” a los que fustiga regularmente con sus duras palabras. En estas condiciones, uno se pregunta cómo la UA se entenderá con la ONU, que apoya financieramente la organización panafricana. La UA también acaba de solicitar a las Naciones Unidas financiar una fuerza regional de 7.500 hombres para luchar contra Boko Haram
Una fractura con las aspiraciones del pueblo
La 24ª cumbre de la UA en Addis Abeba marca, de alguna manera, una ruptura entre la institución panafricana y las aspiraciones de los pueblos africanos. Tomemos con ejemplo Burkina Faso, Blaise Compaoré, fue expulsado del poder después de su intento de enmendar la constitución para perpetuarse en el poder. El levantamiento popular en Burkina Faso parece haber sido emulado por otros países. En la República Democrática del Congo (RDC), el poder tuvo que retirarse a mediados de enero, un proyecto de ley electoral considerado contencioso habría dado lugar a un aplazamiento de las elecciones presidenciales y permitido al presidente Joseph Kabila mantenerse en el poder hasta la expiración de su mandato. Burundi, Ruanda, Togo, Congo, los jefes de Estado de estos países son sospechosos de querer imitar a Blaise Compaoré, mientras que la Constitución se lo prohíbe. De acuerdo con la Constitución de Zimbabue, Robert Mugabe puede permanecer al frente del país hasta los 99 años.
Este año 2015 se perfila crucial, ya que alrededor de una quincena de elecciones presidenciales y parlamentarias están programadas en el continente.
Por último, tengamos en cuenta que si era imposible pasar por alto la regla de una presidencia rotativa en cada región de África, la historia de la presidencia está marcada, sin embargo, por algunas excepciones: en 2005, el entonces presidente de Nigeria, Olusegun Obasanjo, mantuvo el mandato durante un segundo año a causa de la retirada de Omar al-Bashir, presidente de Sudán que “pasó su turno” a causa de la violencia en la región de Darfur.
En conclusión, para muchos, la Unión Africana deja clara su negativa a tomar partido por la oposición y la gente dispuesta a luchar por el cambio democrático en África.
[Fuente: afriqueinside.com-Fundación Sur]