El presidente de Gabón, reelegido después de una elección presidencial muy disputada, se encuentra ahora aislado internacionalmente. Ali Bongo, prestó juramento ayer martes 27 de septiembre en la ceremonia de investidura. Para llegar hasta ahí, el hijo de Omar Bongo, que había gobernado con mano de hierro desde 1967 hasta 2009, no dudó en adulterar los votos consiguiendo un resultado de más del 95% en su bastión del Haut-Ogooué sobre una participación del 99%, a pesar de que quedó detrás de su rival, Jean Ping, en casi todas las partes del país.
Como consecuencia, la población se manifestó en Libreville y Port-Gentil, las dos principales ciudades del país. Pero el régimen de Ali Bongo reprimió sangrientamente estas muestras de descontento. En última instancia el Tribunal Constitucional tuvo la última palabra en esta crisis política, validando la reelección de Ali Bongo.
Un mes después de la celebración de las elecciones del pasado 27 de agosto, Ali Bongo prestó juramento para su segundo mandato. Un evento que ha puesto de manifiesto su aislamiento en la escena diplomática. Sólo cuatro jefes de estado africanos que se desplazaron para asistir a la ceremonia: el presidente de Malí Ibrahim Boubacar Keïta, el togolés Faure Gnassingbé, el presidente de Níger, Mahamadou Isssoufou y el reciente presidente de Santo Tomé y Príncipe, Evaristo Carvalho. En su primera elección, en 2009, estuvieron presentes 10 presidentes.
Pero por encima de todo, Francia y los EE.UU., dos naciones muy influyentes en la región, han evitado a Ali Bongo enviando solamente a sus embajadores al evento. Francia ni siquiera ha enviado a un ministro para representar al presidente François Hollande.
Según el corresponsal de la AFP en Gabón, Chad, Congo, Marruecos y Senegal enviaron a su primer ministro a la investidura de Ali Bongo.
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