Me he decidido a traducir del francés este informe sobre Ruanda, “La situación de los derechos humanos en Ruanda. La vida después del genocidio” escrito por Helmut Strizeck y publicado por la sección “Derechos Humanos” de la Obra Pontificia Misionera alemana (MISSIO) en el año 2.003, porque, a pesar de que el análisis de la situación en Ruanda se detiene en 2002, me parece un documento riguroso y equilibrado, tanto en su presentación del pasado lejano como en lo referente a acontecimientos más próximos. Cuantos seguimos de cerca la realidad de la región de los Grandes Lagos Africanos, somos testigos de la agria controversia que rodea a Ruanda. Reconozco también que me ha impulsado la dificultad que he tenido, cuando me ha tocado hablar sobre este tema, para abordarlo en su complejidad y, sobre todo, para trasmitir una visión alejada y/o enfrentada con la que se ha convertido en “historia oficial” de la tragedia ruandesa. Espero que este texto sirva a ese empeño de clarificación.
Quienes accedan al texto original, observarán que he suprimido el apartado consagrado a la presentación del país y el apunte final, así como que he modificado, resumiéndolo, el capítulo titulado “Cronología de los acontecimientos”. He querido mantener, sin embargo, todos los anexos, bibliografía y notas; creo que avalan la seriedad y rigor del trabajo y ofrecen a las personas interesadas en profundizar sobre las cuestiones controvertidas amplia posibilidad de estudio. Se comprenderá, dado el ámbito católico en el que se publicó este informe, la cierta relevancia que adquieren los análisis respecto de las relaciones en Ruanda entre Iglesia y Poder, cuestión especialmente debatida.
No puedo menos que señalar que las graves carencias puestas de manifiesto por el autor en relación a los derechos humanos, libertades cívicas, justicia, no han hecho sino ampliarse y que los modestas esperanzas expresadas sobre cambios posibles en el camino de la democratización y reconciliación nacional, lejos de realizarse parecen cada vez más lejos de su cumplimiento. La tendencia al acaparamiento del poder y de los recursos por parte una elite minoritaria se ha agudizado, mientras en el mundo rural se extiende la pobreza y hasta la miseria, Estas evidencias hacen todavía más incomprensibles el silencio, la complacencia y la complicidad de la comunidad internacional.
Ramón Arozarena – Enero 2010