La situación de Burundi, según el arzobispo Joachim Ntahondereye

6/11/2017 | Editorial

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Joachim Ntahondereye es arzobispo de Muyinda y presidente de la Conferencia Episcopal de Burundi (CEB).

1. Breve proceso histórico de Burundi:

Los enfrentamientos entre las etnias tutsi y hutu son una constante en la historia reciente de Burundi. El pueblo hutu emigró a Burundi (antigua Urundi) un poco antes del siglo XI y los tutsi lo harían 300 años más tarde. Si bien los tutsi son minoría (14%), históricamente han tenido el poder político y económico del país.

En 1894 los alemanes ocuparon el país y en 1944, la ONU confió a Bélgica la administración del país hasta 1962, cuando se proclamó la creación del Estado de Burundi, con Mwambutsa IV como rey. Intentó un equilibrio de poder entre los tutsi y los hutu.

Un golpe de estado llevó al poder a los tutsi en 1971. Los hutu intentaron en 1972 dar otro golpe en respuesta a los ataques que sufrían y su represión ocasionó cerca de 50.000 víctimas.

En 1976, el coronel tutsi Micombero fue derrocado por una nueva junta militar encabezada por el teniente coronel tutsi Bagaza que aprobó una nueva Constitución. El coronel Bagaza fue el único candidato, elegido presidente con 99,63 % de los votos.

En agosto de 1982 se produjeron nuevas matanzas étnicas como las de 1965 y 1972, que ocasionaron miles de víctimas. El 3 de septiembre de 1987, el presidente Bagaza fue derrocado por un grupo de militares encabezados por el comandante tutsi Pierre Buyoya..

En 1993, Burundi se sumergió en una guerra civil de tres años, tras un levantamiento que generó un genocidio étnico contra la población civil tutsi. En 1996 llegó al poder Pierre Buyoya, tras un golpe de Estado e instauró un alto el fuego. El nuevo gobierno restableció la Asamblea Nacional y legalizó los partidos políticos

En 1998 se iniciaron las negociaciones de Arusha para establecer una paz duradera y un sistema de gobierno democrático, que culminarían en los acuerdos firmados en el año 2000.

El régimen de transición reunía a las fuerzas políticas golpistas asociadas a la UPRONA tutsi y al Frodebu de mayoría hutu para dar un nuevo marco constitucional.

En 2005, Burundi salió de la guerra civil en la que se hallaba inmerso desde 1993 y celebró un referéndum que aprobó la Constitución vigente en el país.

Pierre Nkurunziza, candidato presidencial por el CNDD y antiguo líder rebelde hutu, fue elegido presidente de Burundi el 19 de agosto de 2005. Fue reelegido el 30 de junio de 2010, tras vencer en las elecciones presidenciales en las que era único candidato después de que la oposición boicoteara los comicios.

En febrero de 2014, la dimisión de los tres ministros del principal partido tutsi en el Gobierno de Burundi, la UPRONA, abocó al país africano a una crisis política. Hasta entonces, el Gobierno había sido compartido entre las etnias tutsi (minoritaria) y hutu (mayoritaria), aún en proceso de reconciliación tras décadas de conflicto.

2. La situación conflictiva actual de Burundi:

El pasado 24 de abril 2017, el anuncio del partido gubernamental de la candidatura de Pierra Nkurunziza para las próximas presidenciales de junio desató una oleada de protestas que se ha cobrado decenas de víctimas y ha obligado a abandonar el país a más de 50.000 personas.

La situación sigue tensa en la capital, por la dura represión del gobierno sobre los grupos rebeldes y el miedo a una posible intervención ruandesa. Los gobiernos militarizados nunca son una solución sostenible. Es patente la falta de líderes políticos íntegros, de la talla de Nelson Mandela o Julius Nyerere, capaces de integrar a todas las etnias un una misma sociedad.

Con todo, la mayoría parece preferir esta situación actual, antes que volver a la situación anterior al acuerdo de Arusha.

3. Aportación de la Iglesia a la reconciliación de la sociedad Burundesa:

La Iglesia de Burundi es con frecuencia acusada y hasta identificada como “oposición” por el gobierno, por su crítica sobre toda clase de abusos de derechos humanos.

La Iglesia, dice Joachim, se sitúa siempre como mediadora para la integración social y la colaboración de todos en la construcción de un país más integrado, solidario y desarrollado.

El principal reto en Burundi hoy es el desafío de la integración y reconciliación nacional. Necesitamos expertos mediadores para guiarnos a todos en un largo proceso de sanación y reconciliación personal, social y nacional.

Necesitamos también líderes de la talla de Nelson Mandela, Joaquin Ntagendeye, Desmond Tutu, etc. para guiar a toda la sociedad en el proceso de reconciliación nacional y de desarrollo sostenible para Burundi.

El compromiso y la participación de toda la sociedad en este proceso de integración, reconciliación y desarrollo colaborativo es fundamental en Burundi y en todos los países que buscan un desarrollo integral y la paz, para los Pueblos de África.

El arzobispo Joachim Ntahondereye concluyó su visita a África Fundación Sur (AFS), con estas palabras:

“Os agradezco de corazón este formidable trabajo que lleváis a cabo, a través de África Fundación Sur. Vuestras actividades y compromiso, por amor a África, me han conmovido. Esto es ser misionero de África, aquí en España y Europa”.

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