El lunes 3 de febrero, Kenia, que actualmente ostenta la presidencia de la Comunidad de África Oriental (EAC), anunció una cumbre conjunta con la Comunidad de Desarrollo de África Meridional (SADC) prevista para el viernes 7 y el sábado 8 de febrero en Dar es Salaam, Tanzania.
El comunicado también confirmó la participación del presidente de Ruanda, Paul Kagame, y del presidente congoleño, Félix Tshisekedi, que lo hizo de forma telemática.
El presidente de Kenia, William Ruto, que también es el actual presidente de la EAC, reveló los planes para esta cumbre cuyo objetivo era abordar la situación en el este de la República Democrática del Congo (RDC).
La urgencia de esta reunión se debe a la reciente ofensiva del M23, apoyada por Ruanda, en Goma, la capital de Kivu del Norte, y a los enfrentamientos en curso en Kivu del Sur.
En los últimos días, ambas organizaciones regionales, que tienen diferentes puntos de vista sobre la resolución del conflicto, expresaron la necesidad de una reunión conjunta lo antes posible para alinear sus posiciones y mitigar el riesgo de una escalada regional. Onesphore Sematumba, analista de la región de los Grandes Lagos en el International Crisis Group, señaló que el rápido anuncio de la cumbre era una señal positiva dada la urgencia de la situación tras la escalada de tensiones verbales y militares.
El objetivo de esta cumbre extraordinaria era intentar «reconectarse con la diplomacia y poner fin al ciclo de enfrentamientos» en el este de la República Democrática del Congo, añadió.
Sin embargo, para lograr este objetivo es necesario que la EAC y la SADC alineen sus posiciones, lo que actualmente no es el caso.
La EAC aboga por una negociación directa entre el gobierno congoleño y el M23, una perspectiva que el presidente Félix Tshisekedi había rechazado hasta ahora.
Esto le llevo a sustituir la fuerza de mantenimiento de la paz de la EAC en la República Democrática del Congo por la de la SADC, que se ha alineado con Kinshasa en su reciente cumbre, pidiendo la retirada de Ruanda del territorio congoleño. El analista advierte de que no hay que tener expectativas demasiado altas, pues la simple celebración de esta cumbre con todos los participantes anunciados -incluidos los presidentes de Sudáfrica, Uganda, Somalia, además de los líderes de Ruanda y el Congo- ya sería «un éxito diplomático».
Si bien los detalles de la participación de Paul Kagame ya están definidos, y se confirmó su presencia en Dar es Salaam el sábado, una fuente cercana a la presidencia congoleña indica que Félix Tshisekedi aún no había decidido si asistiría en persona o se uniría a la reunión por video conferencia.
La cumbre ha tenido lugar como anunciado. Los líderes del este y el sur de África pidieron el sábado un alto el fuego inmediato en el este del Congo, donde los rebeldes amenazan con derrocar al gobierno congoleño, pero también instaron al presidente del Congo a negociar directamente con ellos.
El presidente congoleño, Felix Tshisekedi, que asistió a la cumbre en la ciudad tanzana de Dar es Salaam por videoconferencia, había dicho anteriormente que nunca hablaría con los rebeldes del M23 respaldados por Ruanda, a los que considera motivados por el deseo de explotar la vasta riqueza mineral de su país.
El comunicado final de las conversaciones instó a la reanudación de las «negociaciones directas y el diálogo con todas las partes estatales y no estatales«, incluido el M23. Los rebeldes del M23 tomaron Goma, la mayor ciudad del este del Congo, tras combates que dejaron casi 3.000 muertos y cientos de miles de desplazados, según la ONU.
La cumbre, convocada por primera vez, incluyó a los líderes del bloque de la Comunidad de África Oriental, del que son miembros tanto Ruanda como el Congo, y los de la Comunidad de Desarrollo de África Meridional, o SADC, que incluye países que van desde el Congo hasta Sudáfrica.
El presidente ruandés Paul Kagame asistió a la cumbre junto con su homólogo sudafricano, Cyril Ramaphosa, que ha contrariado a los ruandeses al desplegar tropas sudafricanas en el este del Congo bajo la bandera de la SADC para luchar contra el M23.
Ruanda ha culpado al despliegue de las fuerzas de paz de la SADC de empeorar el conflicto en Kivu del Norte, una provincia rica en minerales en el este del Congo que ahora está controlada por el M23. Kagame insiste en que las tropas de la SADC no eran fuerzas de paz porque estaban luchando junto a las fuerzas congoleñas para derrotar a los rebeldes.
Los rebeldes cuentan con el apoyo de unos 4.000 soldados de la vecina Ruanda, según los expertos de la ONU, mientras que las fuerzas del gobierno congoleño cuentan con el apoyo de fuerzas de paz regionales, fuerzas de la ONU, milicias aliadas y tropas del vecino Burundi. Ahora se centran en impedir que los rebeldes tomen Bukavu, la capital de la provincia de Kivu del Sur.
La rebelión del M23 se debe en parte a la preocupación que Ruanda, desde hace décadas, ha tenido por el hecho de que los militares del Congo hayan permitido que los rebeldes opuestos al gobierno de Kagame estén activos en zonas en gran parte sin ley ni orden del este del Congo. Kagame también acusa a Tshisekedi de haber pasado por alto las preocupaciones legítimas de los tutsis congoleños que se enfrentan a la discriminación.
El presidente de Kenia, William Ruto, dijo en la cumbre que «las vidas de millones dependen de nuestra capacidad para navegar por esta situación compleja y desafiante con sabiduría, claridad mental y empatía«.
El diálogo «no es un signo de debilidad«, dijo Ruto, el actual presidente de la Comunidad de África Oriental. “Es con este espíritu que debemos alentar a todas las partes a dejar de lado sus diferencias y movilizarse para entablar un diálogo constructivo”.
El avance del M23 rememoró la anterior captura de Goma por parte de los rebeldes hace más de una década y rompió un alto el fuego de 2024, negociado por Angola, entre Ruanda y el Congo.
Algunos analistas regionales temen que la última ofensiva de los rebeldes sea más potente porque están vinculando su lucha a una agitación más amplia por una mejor gobernanza y han prometido llegar hasta la capital, Kinshasa, a 1.600 kilómetros al oeste de Goma.
La Alianza del Río Congo, una coalición de grupos rebeldes que incluye al M23, dijo en una carta abierta a la cumbre que están luchando contra un régimen congoleño que “se ríe de las normas republicanas” y se está “convirtiendo en un peligro terrible para el pueblo congoleño”.
“Los que luchan contra el señor Tshisekedi son, en efecto, hijos del país, nacionales de todas las provincias”, afirmaba. “Como nuestra revolución es nacional, abarca a personas de todos los orígenes étnicos y comunitarios, incluidos los ciudadanos congoleños que hablan el idioma kinyarwanda”.
La carta, firmada por Corneille Nangaa, un líder de la alianza rebelde, decía que el grupo estaba “abierto a un diálogo directo” con el gobierno congoleño.
Pero los rebeldes y sus aliados también enfrentan presiones para retirarse de Goma.
Además de pedir la reapertura inmediata del aeropuerto de Goma, la cumbre de Dar es Salaam también pidió que se establezcan “modalidades para la retirada de los grupos armados extranjeros no invitados” del territorio congoleño.
Una reunión celebrada el viernes en Guinea Ecuatorial de otro bloque regional, la Comunidad Económica de los Estados de África Central, también pidió la retirada inmediata de las tropas ruandesas del Congo, así como la reapertura del aeropuerto de Goma para facilitar el acceso a la ayuda humanitaria.
Fuente: Africanews – AP
[Traducción y edición, Jesús Zubiría]
[CIDAF-UCM]