Kinshasa y la república Democrática del Congo (RDC) rindieron el lunes un homenaje al rey de la canción congoleña, Papa Wemba, condecorado a título póstumo por el presidente Kabila, mientras que miles de seguidores del contante se reunieron delante del Parlamento, donde se exponen los restos del músico muerto en escena la semana pasada.
«En nombre del pueblo congoleño y en virtud de las facultades que nos han sido conferidas, elevamos, de manera póstuma, a Papa Wemba al grado de Gran Oficial de la Orden Nacional de los Héroes Nacionales Kabila-Lumumba, por los méritos, y los servicios prestados la nación congoleña», declaró Kabila antes de depositar la medalla sobre el ataúd.
Nacido hace 66 años en el centro de la República Democrática del Congo, el músico murió repentinamente con el micrófono en la mano, en pleno concierto, el domingo 24 de abril, durante el Festival de Música Urbana Anoumabo (Femua), un popular barrio de Abiyán.
«Papa Wemba, el huérfano Congo» se podía leer en grandes lienzos con la imagen del músico, en la entrada del Palacio del Pueblo, sede del Parlamento, decorada de luto.
En la sala principal, un enorme sombrero rojo, réplica del que el cantante llevaba cuando murió, coronaba la capilla ardiente al final de una alfombra roja donde se encontraba el ataúd. Detrás había maniquí con la imagen de la estrella vestido con una túnica blanca y negro, lo mismo que llevaba antes de derrumbarse en el escenario.
Un poco antes se llevó a cabo el levantamiento del cadáver en la morgue del hospital del Cincuentenario, en Kinshasa, donde el cuerpo fue trasladado después de su repatriación desde Abiyán el jueves pasado. El funeral está programado para hoy miércoles en la periferia de Kinshasa, capital congoleña.
Cubierto con la bandera de la República Democrática del Congo, el ataúd blanco fue recibido por el gobernador de Kinshasa en la escalinata del Palacio del Pueblo mientras sonaban las salvas de la Guardia Republicana. El ataúd, llevado por ocho hombres vestidos de negro a paso lento y precedidos por un sacerdote católico fue colocado en la capilla.
Un baobab ha caído
Destacadas personalidades rindieron homenaje al desaparecido en el vestíbulo del Parlamento, mientras que una multitud de varios miles de personas se quedaba fuera y seguían la ceremonia, retransmitida por la televisión nacional, a través de una gran pantalla.
«Es un gran sufrimiento y una gran tristeza (…), Papa Wemba es un baobab que ha caído», dijo la actriz Biby Krubwa que desempeñó el papel de esposa de Papa Wemba en la película «la vida es bella».
Jean Misha Mulongo, un amigo de la infancia del cantante, que vive en Atlanta, EE.UU., vino especialmente para el funeral. «Es muy triste», dijo visiblemente emocionado. «Papa Wemba había venido al mundo para complacer», agregó, alabando «su grandeza y simplicidad para tratar con todo el mundo».
El cantante JB Mpiana, líder de Venge BCBC (Bon chic bon genre), muy popular entre los jóvenes congoleños, honró la memoria de «una estrella». «Estoy triste. Hemos perdido a un gran artista de África y del mundo.» «Aún muerto, Papa Wemba será siempre el mismo, un grande».
Con un tono alto de voz y una personalidad extravagante, el «ruiseñor» Papa Wemba fue una de las grandes figuras de la rumba congoleña y el Príncipe de la SAPE, movimiento del que fue iniciador en el Zaire en los años 70 y que se caracteriza por sus atrevidos vestuarios.
Gritos y lamentos acompañaron sus restos a la llegada a la zona de Matonge, en el corazón de Kinshasa, específicamente en el «Corredor Madiakoko», la sede de Viva la Música, el grupo creado por Papa Wemba. Miles de «Molokai», esa popular zona de donde era originaria la estrella lloraron al ritmo de música tradicional, de la que él se había proclamado su «líder”.
Kadima Shungu Tellier, hija de Papa Wemba, honró la memoria de su padre, un «hombre unido a los valores tradicionales», que «ha sido capaz de enlazar la tradición y la modernidad.»
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Fundación Sur
