Kinshasa ha prohibido durante cuatro meses la exportación de cobalto producido en el país para hacer frente a la caída de sus precios.
La explotación minera en la República Democrática del Congo (RDC), como en muchos países africanos, es un problema complejo debido sobre todo al saqueo de los minerales por poderosas empresas regionales y extranjeras, con la complicidad de gobiernos y grupos locales. Estas poderosas empresas extranjeras proceden de la UE, de EE. UU., China, Rusia y de los Emiratos Árabes.
Los gobiernos africanos, como en la RDC, disponen de minas abundantes en minerales, pero necesitan la tecnología de poderosas empresas extranjeras, que son las más beneficiadas.
La mina de cobalto y cobre de Kisanfu fue inaugurada por el Grupo CMOC de China en 2023, ampliando el desequilibrio entre la oferta y la demanda del mineral.
La RDC se enfrenta a un conflicto con el M23 y sus partidarios ruandeses en el noreste del país, en un contexto de tráfico de coltán, de cobalto y de germanio.
Algunos gobiernos africanos, como la RDC, Ghana, Malí y Burkina Faso están intentando procesar los minerales, en su propio país, para obtener un mayor beneficio de su riqueza natural y mineral. Otros países como Ruanda y Uganda ya han abierto varias refinerías de oro, petróleo y otros minerales.
Si los gobiernos africanos no llegan a cooperar más estrechamente en una política común para la explotación, procesamiento y comercio panafricano de sus recursos naturales y minerales, difícilmente llegarán a regular los beneficios del abundante sector minero y agrícola.
Estamos ante una nueva colonización, a través de los recursos naturales, minerales y el control del mismo espacio africano por satélites extranjeros.
El mismo gobierno de la RDC, que pretende regular la explotación del coltán, del cobalto, del oro y otros minerales, ha hecho contratos privados de 25 años con empresas de los Emiratos Árabes, a espaldas de la sociedad y de los ciudadanos de este gran país.
De nuevo, nos enfrentamos a la raíz de tanto saqueo, opresión y violencia que sufren los ciudadanos de la RDC, debido ante todo a la endémica corrupción del poder y de la gestión de los abundantes recursos de este país.
Para que los ciudadanos puedan depositar su confianza en el gobierno, y en sus promesas, los gobernantes deberán sacudir primero el yugo de la corrupción y abuso de poder que sigue oprimiendo y ahogando del desarrollo de toda la ciudadanía.
CIDAF-UCM