El Sahel ha sido considerado por muchos expertos como un espacio estratégico para Alemania; tanto es así, que el país europeo se ha configurado como un actor relevante durante mucho tiempo en los esfuerzos para la estabilización y el desarrollo de la región.
En el mes de julio de 2023, Alemania asumió el cargo de la presidencia rotatoria con duración de un año de la Alianza del Sahel, una plataforma de cooperación internacional cuyo objetivo principal se centra en el apoyo y la ayuda a países como Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania o Níger. Sin embargo, tras los golpes de Estado habidos en Burkina Faso, Malí y Níger, se ha reflejado que “la estrategia inicial de seguridad de Europa en el Sahel ha fracasado”, en palabras de Malte Lierl, investigador del el Instituto Alemán de Estudios Globales y de Área (GIGA) en Hamburgo.
A pesar de este complejo contexto, la situación de Alemania en estos países no es de retirada total, sino de reorientación del compromiso europeo con la región y la lucha contra la pobreza y el terrorismo. Julian Bergmann, experto en relaciones UE-África del Instituto Alemán de Desarrollo y Sostenibilidad (IDOS) en Bonn, ha apuntado que esta reorientación podría pasar por establecer un nuevo enfoque, que, en vez de fijarse en la cooperación con los gobiernos africanos y europeos, pase a centrarse en ayudar a las personas afectadas de estas regiones africanas de manera directa.
Fuente: The North Africa Post Imagen: Wikimedia Commons. Mapa del Sahel
[Traducción y edición, Yara Fernández]
[CIDAF-UCM]