El periodista navarro Nicolás Dorronsoso lleva varios años como cooperante en África. Primero en Burundi como director del Servicio Jesuita de Refugiados. Luego paso a Liberia y en el 2009 estuvo en Goma en la Republica Democrática de Congo en un proyecto para chavales y chavalas desplazados. Desde hace tres meses esta en el Chad como director adjunto de Fe y Alegría. Esta es una organización de escuelas en red perteneciente a los jesuitas que se extiende por toda América Latina desde mediados de la década de 1970 y ahora en este país africano.
Nicolás esta en la región de Guera, en el centro del Chad. En las aldeas conservan un estilo de vida como hace miles de años. El alimento con el que subsisten es el mijo con la que hace una harina que la transforma en una pasta en forma de bola.
Algunos son nómadas que montan en camello. Hay muchos caballos y burros. Los hombres van con lanzas por seguridad.
En el Chad hay más de 200 etnias y 100 lenguas distintas.
El paisaje con el que convive Nicolás es un desierto saltado por arbustos y árboles, en el que predomina la acacia. En verano se llega a los 50 grados.