Durante el viaje de regreso del Bahréin a Italia, el papa Francisco respondió abiertamente a todas las preguntas de los periodistas sobre los retos de la actualidad. Se detuvo en dos temas concretos: la práctica del encubrimiento y las relaciones de Europa con África.
Encubrir la realidad es una práctica muy generalizada, tanto en la política como en la economía y en casi todas las instituciones sociales y religiosas. La mentira, la extorsión, el silencio y las descalificaciones, no respetan ni consideran la realidad, sino el propio beneficio e interés personal y del grupo o partido político.
En esta época de la “posverdad”, la verdad y la realidad ya no importan para gran parte de la sociedad y de sus líderes, sobre todo políticos. Prima casi siempre el propio beneficio sobre la realidad y la dignidad de las personas.
En este ambiente de abuso de poder y de medios, las personas maltratadas, las víctimas son amenazadas y obligadas a vivir en el miedo, en el silencio y en la exclusión.
En muchas instituciones de familia, sociales, educativas, políticas, comerciales, culturales y religiosas se han cometido graves crímenes con personas vulnerables y con menores durante siglos. El segundo aspecto de estos crímenes consiste en la condena de las victimas al silencio, al miedo y la falta de toda compensación y trato justo. La práctica habitual en los casos con víctimas era, y sigue siendo, el encubrimiento de la realidad y del crimen.
Hoy, muchas instituciones de diferentes países intentan hacer justicia a las víctimas y buscan llegar a una reconciliación real que incluye una compensación justa y digna. Pero todavía constatamos una clara falta de transparencia y de miedo a la verdad, incluso en instituciones religiosas, a pesar del gran compromiso del papa Francisco por llegar siempre a la verdad y a la dignidad de las víctimas.
Las relaciones entre Europa y África ocuparon gran parte de la entrevista.
“Europa debe intentar hacer planes de desarrollo junto con África. Numerosos países de África no son dueños de su propio subsuelo, y siguen dependiendo de las potencias colonialistas. Es una hipocresía resolver el problema de los migrantes en Europa, si no lo resolvamos también en su propia casa. Si queremos resolver definitivamente el problema de los inmigrantes, resolvamos el de África”.
Cooperemos potenciando un comercio panafricano justo para todos.
La política de migrantes debe ser consensuada entre todos los países, no se puede hacer una política sin consenso, y la Unión Europea debe asumir una política de colaboración y consenso con los gobiernos africanos. Como Merkel decía: el problema de los migrantes debe resolverse en África y con África.
En cuanto a los inmigrantes que llegan a nuestras fronteras, hay que acoger, acompañar, promover e integrar a los migrantes. Cada gobierno de la UE debe acordar cuántos migrantes puede recibir. Recordemos que todos nos necesitamos mutuamente para construir juntos un desarrollo sostenible para cada sociedad o país, y que la interculturalidad es siempre enriquecedora para todos.
CIDAF-UCM