La policía de Burundi efectuó disparos al aire el día 6 de octubre para impedir a un grupo de refugiados tutsis volver a la volátil República Democrática del Congo, y algunas personas podrían haber resultado heridas, según los testigos.
Alrededor de 2.300 refugiados banyamulenge se han negado a salir del nuevo campo de refugiados del este de Burundi, prefiriendo cruzar la frontera caminando para volver a la provincia del Kivu Sur de la RDC.
El día 5 de octubre, la policía y los soldados bloquearon el paso de los refugiados, y el martes dispararon al aire para evitar que el grupo cruzase la frontera.
Los testigos aseguran que los refugiados huían en todas direcciones. No se ha podido contactar con la policía y los oficiales del gobierno para que dieran su versión de los hechos.
“Estamos decididos a volver a casa. Nadie podrá detenernos”, declaró uno de los refugiados, Fidele Manyegezi, por teléfono.
El día 5, la Agencia para los Refugiados de la ONU declaró que había prevenido a la gente del campo Gihinga contra la idea de volver a casa. “Debido a las actuales operaciones militares que se están llevando a cabo en sus zonas de origen, la UNHCR ha pedido urgentemente a los refugiados que no regresen por el momento”, señala in comunicado.
Dada las condiciones de seguridad, la UNHCR asegura que ha subrayado que “ni el gobierno de Burundi ni la Agencia de la ONU están en posición de garantizar su seguridad si regresan, ni podrán ayudarles de ninguna otra forma”.
La UNHCR quiere que los refugiados se muevan hacia el este, al campo de Bwagiriza. Junto con el gobierno de Burundi, está ayudando a unas 30.000 personas refugiadas, la mayoría congoleños, en tres campos establecidos en Burundi.
Más de 5 millones de personas han muerto en la RDC desde 1998, como resultado del conflicto en ese país, entre varios grupos rebeldes y el ejército propio y de los países vecinos.
(News24, Suráfrica, 06-10-09)