El representante de Naciones Unidas en Mali y jefe de la Misión de Estabilización (Minusma), Mongi Hamdi, celebró hoy el logro en ese país africano de un acuerdo de paz, pero alertó que sigue la amenaza de la violencia.
En una sesión del Consejo de Seguridad dedicada a la situación de Mali, el diplomático destacó que el Gobierno y los grupos armados materializaron el pacto el sábado pasado, «por lo que la prioridad ahora es implementarlo».
Ya tenemos un acuerdo inclusivo, firmado por el Gobierno, la Coordinación de Movimientos del Azawad y la Plataforma, el cual abre las posibilidades para la reconciliación y recuperación de Mali, dijo en el órgano de 15 miembros.
Desde hace meses, mediadores internacionales -con el protagonismo de Argelia- buscaban una salida negociada para el conflicto en el norte maliense, donde organizaciones rebeldes reclaman la independencia del Azawad, territorio conformado por Gao, Timbuktu y Kidal.
Según Hamdi, existen muchos desafíos a superar para detener la crisis política y de seguridad imperante, «porque construir siempre es más difícil que destruir».
En ese sentido, lamentó recientes combates, que ratifican lo frágil del tema de la seguridad.
Los choques armados en el norte nos recuerdan la complejidad del proceso y la importancia del compromiso con la implementación del acuerdo, subrayó.
El representante de la ONU reconoció las gestiones del Gobierno y la retirada de las fuerzas de la Plataforma de Menaka, donde la Minusma consolida sus posiciones con el objetivo de proteger a la población civil.
La iniciativa aprobada por los actores del conflicto incluye el desarme, la desmovilización y la reinserción de los irregulares, reformas en el sector de la seguridad y otras cuestiones clave.
Si se aplica al pie de la letra, el impacto en la estabilización será notable, estimó Hamdi.
Respecto al trabajo de la Minusma en el norte maliense, el funcionario alertó que se desempeña en un ambiente muy tenso, donde se combinan la pobreza, la gran extensión territorial a cubrir, el clima y la falta de infraestructura.
A todo lo anterior le podemos sumar el riesgo del extremismo violento, que también se manifiesta a través de ataques a la Misión, precisó.
Considerando que el mandato de la fuerza de cascos azules establecida en 2013 expira el 30 de junio, Hamdi llamó a renovarlo con una visión marcada por el respaldo al acuerdo de paz, traducida en la mediación y el monitoreo del alto el fuego vigente.
La crisis maliense escaló en 2012, cuando los rebeldes tuareg encabezaron un golpe de Estado apoyados por Al Qaeda, que después tomó el control en el norte con el objetivo de imponer su visión de la Sharia, lo cual desató una intervención militar francesa y el despliegue de la Minusma.
Particularmente tensa es la situación de la región del Azawad, ante el empeño en independizarla y la negativa gubernamental a ceder a las presiones.