La “ONGización” de las cuestiones públicas en la RDC o la lucha contra el surgimiento de un Estado digno de este nombre

9/12/2009 | Opinión

La llegada de la guerra de agresión a nuestro país ha coincidido con la explosión de las ONG de ayuda humanitaria. El regreso aparente de la paz parece haber multiplicado tanto las ONG como los Fondos para la reconstrucción del país y en particular, de los lugares que han sido (y siguen siendo) víctimas de esta guerra de desgaste. Todo esto da mucho que pensar.

Con ayuda de prestamistas, la solidaridad humanitaria ha escondido, durante mucho tiempo, el hecho de que son ellos mismos los que alimentan los focos de guerra. Normalmente, para la ayuda humanitaria, encontrar trabajo (y luchar contra el paro en el Norte) no funciona si no se alimentan las guerras y los saqueos de los recursos naturales en el Sur. Aquí, en el contexto de la guerra, se considera que el hambre, la miseria y las enfermedades son el fruto de la violencia humana, sin más. Garantizar la seguridad alimentaria y los cuidados sanitarios a sus víctimas forma parte de la solidaridad humanitaria que el mundo civilizado no puede olvidar. Con frecuencia, se ocultan las cuestiones relacionadas con las causas estructurales ocasionadas por esta violencia como ocurre, por ejemplo, con el fenómeno de subcontratación de los dictadores del Sur que financian las elecciones de los políticos del Norte y que abren su propia economía no-competitiva al mercado neoliberal de las multinacionales que venden armas.

Parece que nuestra población congoleña del Este está al corriente de este fenómeno y habrían solicitado a algunas ONG de ayuda humanitaria que se fueran de esta región de nuestro país al defender la idea de que no hay pan sin paz.

Tras las elecciones de 2006 de las que provienen las instituciones políticas actuales del país y, a medida que nuestro país avanza hacia unas posibles elecciones en 2011, las ONG y los Fondos par la reconstrucción del país se están multiplicando. Sin embargo, creíamos haber entendido que, en Kinshasa y en las provincias, había Ministerios encargados de la reconstrucción del país.

¿Cómo entender esta multiplicación de las ONG y de los Fondos? ¿Cómo explicar esta fiebre de las ONG? A nuestro parecer, la mayoría, que se formó en 2006, no fue el resultado de un debate acerca de los proyectos para la sociedad de los partidos de los que son miembros. Al no haber existido este debate, el programa de gobierno actual, al que se ha afiliado esta mayoría, ha sido dictado por los “prestamistas” entre los que se encuentra el FMI. Su adhesión a las “cinco áreas” (del Presidente de la República y/o del gobierno) es una traición a la falta del programa concertado del gobierno.

De ahí ese “ir a tientas” al que se ha acostumbrado a nuestro pueblo a día de hoy. Así pues, en el fundamento de la mayoría en el poder, hay una falta de visión y de orientación política común. A medida que se acerca el año 2011, cada vez parece más complicado alcanzar la visibilidad común. Además, los más “astutos” de esta mayoría se las están arreglando para llevar a cabo, ya sea ellos mismos o a través de subcontratistas, una “sanidad política” financiando a las ONG o buscando subsidios para los Fondos de reconstrucción. Creen que en 2011 podrán responder a la rendición de cuentas remitiéndose a lo que han hecho sus ONG o sus Fondos.

Aparentemente, no habría nada que decir de los enormes servicios que prestan estas instancias. Pero en el fondo, participan en la lucha contra el surgimiento de un Estado digno de este nombre mediante la interferencia en las instancias públicas que tienen el deber oficial de rendir cuentas. Éstas dan lugar al clientelismo político, al nepotismo y al neocolonialismo impidiendo así el crecimiento de un Estado democrático de derecho y promoviendo oligarquías depredadoras al servicio de las redes mafiosas nacionales e internacionales. El Tribunal de cuentas y el Parlamento son obviados en favor de los Consejos de administración o de los comisarios de las ONG y de los Fondos. “Los acuerdos amistosos” desacreditan el control del Estado y las cuestiones de interés general encuentran sus respuestas en las instancias ad hoc no conferidas por los ciudadanos.

Desde el punto de vista de los principios democráticos, el principio de soberanía política está siendo violado. De ahora en adelante, las decisiones públicas dependerán de estructuras diferentes a las deseadas por los ciudadanos.

Para hacerse con todo, estas ONG y estos Fondos esconden el eterno problema de esta legislatura: la “paralelización” de las instituciones públicas. Los objetivos electorales y la afición del poder por el poder dan un trastazo a “la joven democracia” cuyos gobernantes no dejan de machacarnos.

Por otro lado, estas ONG y Fondos desagravian a los donantes de fondos de su oprobio. ¡Aparentemente! De hecho, esta OGNización de las cuestiones públicas confirma su hipocresía y su cinismo. Con la ayuda de los señores de la guerra pueden, financiándoles, dar la impresión de que están a favor de la promoción de la dignidad humana, del autogobierno y de la autodeterminación de los pueblos. Un tema en el que deberíamos trabajar mucho es el de la salida obligatoria de este círculo vicioso. Puede que el primer paso se efectúe en la consolidación de la Alianza Sur-Sur por la que se pelean Hugo Chávez y Mouammar Kadhafi.

Por JP MBELU

Publicado en Le Potentiel, República Democrática del Congo, el 13 de noviembre de 2009.

Traducido por Teresa De Agustín, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción /Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.

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