Los ciudadanos de la nación del África austral, Malaui, se han despertado esta semana con la noticia de que el valor de su moneda se ha reducido en un tercio, como demandaba el Fondo Monetario Internacional. Se produjo el pánico y los malauianos empezaron a comprar por miedo a que se produjese un gran aumento de los precios, después de la devaluación de su moneda.
En Blantyre, muchas tiendas dicen que se ha agotado el azúcar, el aceite de cocinar, el pan y otros artículos de primera necesidad. El kwacha fue devaluado como parte de las medidas tomadas por el nuevo gobierno, para recuperar los fondos de los donantes externos.
Esta medida del Banco Central ha sido bienvenida por el mercado y ha sido una de las más dramáticas desde que Joyce Banda llegó al poder, el mes pasado. El FMI puede restaurar ahora un programa de ayuda de 79 millones de dólares, que había sido suspendido en disputa contra las políticas económicas del anterior presidente fallecido, Bingu wa Mutharika.
La nueva presidenta de Malaui también está realineando la política del país en la línea de los intereses occidentales. Podría bloquear una visita del presidente sudanés, (Omar Al Bashir, buscado por el Tribunal Penal Internacional] para la cumbre de julio de la Unión Africana, de este año. La última vez que el líder sudanés visitó Malaui, según señala la presidenta Banda, su país perdió una sustancial cantidad de ayuda exterior, y “Malaui no se puede permitir repetir ese error”.
(Sahara Reporters, Nigeria, 09-05-12)