Shalom, un músico togolés, ha transformado su experiencia de exilio en una melodía de éxito. Desde su infancia en Lomé, donde la música fue su pasión y refugio, hasta sus migraciones a Suiza y Alemania, Shalom ha demostrado que la adversidad puede ser la musa de la creatividad y el emprendimiento.
En 1994, Shalom se aventuró en Suiza para aprender el oficio de carnicero, enfrentándose a desafíos culturales y personales. A pesar de las dificultades, la música siempre estuvo presente, conectándolo con comunidades y ofreciéndole un sentido de pertenencia.
Después de regresar a Togo y afrontar un duro y decepcionante desafío empresarial, Shalom decidió migrar nuevamente a Alemania en 2018 para perfeccionar sus habilidades. Allí, la música le abrió nuevas puertas, permitiéndole integrarse y encontrar un nuevo ritmo.
En 2021, Shalom regresó a Togo con el apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), estableciendo una planta de producción de embutidos y jamón. Hoy, además de ser un exitoso emprendedor, Shalom guía a jóvenes togoleses, desmitificando la migración y promoviendo una visión informada y con propósito.
Artículo original: Joseph Jean-Charles Kizerbo
Fiente: IOM
[CIDAF-UCM]


