“La moral, la ética y la filosofía deberían ser materias importantes en la formación de las personas que se dediquen al desarrollo de la Inteligencia Artificial, una herramienta sobre la que el experto Humberto Bustince despeja suspicacias y temores al entender que, no va a ser como la inteligencia humana«.
Humberto Bustince
Humberto Bustince, oriundo de Ujué, en Navarra, es catedrático de Ciencia de la Computación e Inteligencia Artificial (IA) en la Universidad Pública de Navarra (UPNA) y organiza cada año, en su localidad natal, el curso de verano que él mismo coordina con cerca de 30 expertos, científicos y divulgadores que estudian la IA desde diferentes ópticas y países.
La Inteligencia Artificial está cambiando la sociedad y la vida de las personas. Unos avances que van a una gran velocidad y que generan miedo en parte de la población por la cantidad de cambios y por el control que puede causar. Humberto Bustince, explica que «no hay parte muy negativa, salvo que le dejemos tomar decisiones a la máquina«.
Lo que más comentarios ha suscitado ha sido la llegada de ChatGPT 4, (Generative Pre-trained Transformer 4 (GPT-4), un modelo de lenguaje avanzado multimodal creado por OpenAI. Sin embargo, para Bustince no es la aportación más importante que ha dado la IA últimamente. Humberto pone el foco en la medicina y la salud como el avance que más habría que valorar.
Bustince considera que esta revolución que estamos viviendo va a ser muy importante e incluso lanza dos preguntas. «¿Es más grande esta revolución que la llegada del teléfono móvil?». «¿O más grande que la llegada de internet?«. Sentencia con un: «Tendríamos que cuestionárnoslo«.
La opinión de Humberto Bustine sobre la importancia de chatGPT 4 es muy clara: «Me gustaría hacer algunas consideraciones porque se le ha dado mucha importancia, pero yo creo que un mes antes hubo una gran aportación. A mí estas técnicas me gustan mucho cuando se aplican a la salud«.
Reconoce también que chatGPT 4 «va a suponer una revolución en cuanto a determinadas opciones». Como por ejemplo «en lo que son guionistas, subtítulos, dirección de cortos, etcétera. Es una ayuda tan grande que habrá que reordenar el trabajo. Pero es una evolución que venía de forma natural».
«La gran aportación de los últimos dos meses para mí, aparte del chat GPT 4, es sin duda ninguna la nueva versión del AlphaFold 3 para el plegado de proteínas. Estamos intentando conseguir que se puedan construir proteínas ADOC para enfermedades como por ejemplo el Alzheimer o para cosas ecológicas» explica Bustince. Además, añade ejemplos como «extraer plástico del agua, extraer hidrógeno«. recalca que «se están haciendo avances espectaculares que pasan como muy desapercibidos«.
El problema que sí existe
Según Bustince «construir una imagen con IA supone un consumo energético equivalente al de una familia media de Estados Unidos durante un día«. La revolución de la IA y de muchas aplicaciones que nos facilitan y entretienen la vida tienen un problema enorme detrás. Se trata del gasto computacional muy fuerte que requiere toda esta tecnología. Los equipos hacen un gasto energético y de agua muy elevado y en el que es importante poner el foco para buscar una solución.
«Hay que concienciar a las personas que esto no es gratis, que vale mucho dinero, que mantener un centro de cálculo supone una inversión en agua impresionante, en refrigeración impresionante, en energía impresionante, que mandar construir una imagen con chat GPT 4 supone un gasto medio importante» alerta el experto.
La Comunidad Foral de Navarra está logrando avances en Inteligencia Artificial. A nivel teórico «estamos funcionando bien, se están haciendo cosas muy interesantes. Somos muy reconocidos en el tratamiento de sistemas donde la información viene con incertidumbre. Es decir, nosotros no hablamos siempre con certeza de las cosas«.
A nivel de investigación, «hay empresas que están haciendo cosas muy fuertes. Pero esa investigación aplicada requiere una capacidad de cómputo tan sumamente grande que hay que gastar muchísimos medios«. La Inteligencia Artificial no será como la humana, pero necesita ética.
El navarro, Premio Nacional de Informática y Europeo de Matemáticas, es uno de los pioneros en la investigación que ya en 1990 impulsó iniciativas “en una época en la que nadie hablaba de Inteligencia Artificial”, cuando surgió un grupo en la UPNA que hoy tiene “cierto prestigio, sobre todo fuera de España, en Europa y Estados Unidos”. La IA, herramienta fabulosa que no sustituirá al humano.
“A los que somos ya muy viejos en esta historia, casi 40 años, no nos ha sorprendido este ‘boom’, pero sí nos parece que se está perdiendo la idea real de lo que es la Inteligencia Artificial: Es una herramienta fabulosa que genera contenidos, pero a día de hoy no nos va a llegar una inteligencia que nos sustituya”, advierte vehemente.
Y lo señala tras oír voces temerosas de las capacidades y el posible mal uso de la IA, un sistema que actualmente es “una inteligencia artificial generativa que genera contenidos” a partir de una frase, o que hace un resumen de textos o los traduce, pero “hay que tener cuidado porque luego hay que corregir todo lo que hace”.
El experto insta a recordar “cómo nos ha cambiado la vida cien por cien” con la aparición de Internet, de forma que “hoy nadie se plantea no trabajar directamente sin estar conectado a la red. Internet ha sido una revolución muy grande y esta va a ser una revolución mayor, pero como herramienta para utilizarla”, puntualiza.
Tras la IA generativa está la generalista, “la que dicen que va a llegar y nos va a sustituir. Pero ¿realmente una máquina va a tener sentido común? ¿Qué es lo que entendemos por sentido común? Capacidad de razonar de diferentes formas y adaptarse a determinadas cosas. Y a día de hoy estamos muy lejos de que una máquina tenga sentido común”, enfría el experto. Así, asegura que hoy la IA “es una herramienta que saca patrones de grandes volúmenes de datos y toma pequeñas decisiones, pero siempre de una forma deductiva”, por lo que sostiene que hay “mucha exageración” en el alarmismo: “El error es pensar que la inteligencia tipo máquina va a ser igual que la inteligencia humana”.
Y para entenderlo mejor explica: “En la inteligencia tipo máquina va a ser como lo que ocurre con volar. ¿Una máquina puede volar? Claro que vuela, pero ¿vuela con plumas y como las de un pájaro? No, es otra cosa diferente. La IA es una herramienta hecha por las personas a imitación de la inteligencia humana, pero no será lo mismo que la inteligencia humana. Es otro tipo de inteligencia que nos ayudará”.
Necesidad de poner normas y de educar. Otro de los asuntos que planean sobre la IA es la necesidad de poner normas o límites a según qué usos, terreno en el que Bustince es también partidario de atajar desde la formación de quienes se dediquen a ello, aunque, “por desgracia, no se está haciendo”.
Entiende necesario que en todas las titulaciones relacionadas con la IA “se deben agregar cuestiones de moral, ética, filosofía… El que se dedique a investigar, a trabajar y hacer algoritmos debe ser consciente de la herramienta tan peligrosa que puede ser en un momento determinado o tan fabulosa en otro”.
El uso de inteligencia artificial en las empresas se está imponiendo a otras metodologías y supone toda una herramienta competitiva cuya utilización aporta grandes ventajas, tanto económicas como estructurales, aplicándose en sectores como la banca y seguros, sanidad, turismo y ocio, energías, educación, transporte y logística, telecomunicaciones, real estate, industria, etc.
La IA se abre paso a gran velocidad, compensando rápidamente ese letargo de décadas al que se vio asumida desde su concepción hasta el s. XXI. Así, ya se habla de 2025 como el año clave y umbral en el que, de inteligencias artificiales instaladas en sistemas habituales como los ordenadores o los móviles, se pasen a combinaciones con otras tecnologías como la robótica o la realidad aumentada para ofrecer una experiencia más completa y realista.
Lázaro Bustince
[CIDAF-UCM]