La historia no contada: cuando África llegó a Atacama

17/11/2016 | Crónicas y reportajes

La sola pregunta puede ser controversial: ¿Hubo africanos en Atacama? Para la mayoría de la gente – informada y no tanto – la respuesta sería posiblemente negativa. Sin embargo, la historia nos ha legado documentos que afirman lo contrario.

Hoy que la población de inmigrantes ya no sorprende a los atacameños, puesto que muchos han llegado producto de la bonanza prometida por el desarrollo minero, no sería extraño que nos encontráramos con algún extranjero proveniente del continente africano.

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No obstante, el afirmar que en los inicios de la república habitaron africanos en nuestro territorio y que consecuentemente pasaron a formar parte de nuestra ascendencia genética, es otra cosa. No solo somos producto de la mezcla de indios y europeos, sino que en Atacama – así como en otras regiones del país – también llevaríamos herencia afro.

Junto al historiógrafo del Museo Regional de Atacama, Danilo Bruna, nos sumergimos en esta interesante y reveladora aventura histórica sobre nuestros ancestros.

ÁFRICA

Fue en una primera conversación más bien informal, en la que Danilo Bruna nos comentó que había indagado en un libro muy antiguo, de comienzos del siglo XIX, que aportaba datos reveladores sobre la población atacameña de ese entonces.

Tras profundizar sobre esta información, el mismo historiógrafo – como se hace llamar – nos confirmó la noticia: según el Censo de 1813, en la Provincia de Copiapó habitaban 180 africanos.

Para nosotros y para la mayoría de la población, esto viene a ser un sorpresivo descubrimiento, ya que la información “oficial” nos indica que los descendientes afroamericanos se encuentran casi en su mayoría en el extremo norte del país, y en un número mucho más reducido, en sectores del sur. Pero de la región de Atacama, casi nadie había hablado.

De acuerdo al artículo “Afro descendientes en la hora decisiva”,publicado por José Manuel De Ferrari, teólogo y coordinador de INCIDE (Corporación de la Unión Europea y Open Society Institute, que funciona como red de organizaciones sociales por los derechos de acceso a la información pública y participación ciudadana), la llegada de africanos al país es un hecho innegable.

Claro que hay una población afrodescendiente en ChileLa mayoría son afrochilenos -no necesariamente fenotípicamente negros- cuyos antepasados fueron traídos como esclavos desde los primeros tiempos de la colonia. El estudioso más conocido de las fuentes en este tema es Rolando Mellafe. En su libro La introducción de la esclavitud negra en Chile (1959), analiza en detalle la introducción de esclavos de origen africano durante la Colonia”, escribe.

En su publicación, el teólogo explica que además de Mellafe, hay otros historiadores que confirman la presencia de esclavos negros en Chile, como G. Vial, A. De Ramón y S. Villalobos, entre otros. A ello, aporta otros datos muy relevantes:

“La población de negros y mulatos en Chile está contabilizada en distintos tiempos de la colonia y por última vez en el Censo de 1777-1778, el que registra un 9,8 % de negros en la población del Obispado de Santiago (Desde Atacama al Maule) y un 3,7 % en el Obispado de Concepción (desde el Maule al sur, sin incluir Chiloé)”, agrega.

No obstante, tal como lo hemos adelantado, gracias a los datos obtenidos por Bruna en el Censo de 1813 publicado por el Archivo Nacional, podemos confirmar que en esta fecha habitaron 61 hombres y 119 mujeres africanos en Atacama (específicamente en la Provincia de Copiapó, ya que Vallenar aparece sin habitantes de raza negra).

Como complemento, el reconocido historiador Alejandro Aracena, aporta otros datos. “En la zona norte habitaron africanos. Cuando Ambrosio O’Higgins llega a Vallenar se dirige hacia el valle y conoce a un hacendado de apellido Torres, quien tenía mal trato con sus esclavos. Allí manda a abolir la esclavitud en el valle del Huasco (1791). Posteriormente, también encontramos a los africanos en la Revolución Constituyente de 1859, ya que se forma una Legión de Esclavos, que no alcanzó a llegar a la Batalla de Cerro Grande”.

Finalmente, el historiador Vidal Naveas, termina por confirmar tal información, asegurando que hay libros que demuestran la formación de esta Legión de Esclavos, enmarcada en el proceso de la Revolución Constituyente.

ESCLAVOS

¿Cómo llegaron africanos al país y, específicamente a Atacama? Para responder estas interrogantes lo primero que debemos hacer es contextualizar el momento histórico al que nos referimos.

Fue en el Chile Colonial (1598 – 1810), cuando los conquistadores trajeron esclavos negros para el servicio personal y doméstico, siendo incorporados como soldados en sus ejércitos. Estos, fueron introducidos al país por medio del tráfico esclavista, como mano de obra para el trabajo en minas, campo y en los puertos. Paralelamente, una nutrida población esclava africana habría arribado a las costas de Arica en el siglo XVI.

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De acuerdo a Danilo Bruna, “muchos esclavos negros eran traídos desde las pampas argentinas. Eran transportados en carretas hasta Mendoza y luego, en primavera, eran traídos a Chile. Los esclavos hombres seguramente fueron usados en la explotación del campo, además del manejo de mulares, y trabajos en la minería. Las mujeres en tanto, fueron usadas en labores de campo y servicio en las casa de los encomenderos”.

¿En qué condiciones vivían los africanos en Chile? Según el artículo “El folclor de Chile y sus tres grandes raíces”, extraído desde la web Memoria Chilena – Biblioteca Nacional Digital de Chile, en 1811 en nuestro país se prohibió la esclavitud gracias a la Ley de Libertad de Vientres dictada por Manuel de Salas, no obstante siete años después aún se podía leer la siguiente gacetilla en un periódico metropolitano: “Se vende un mulato de 22 a 24 años de buenas costumbres y en precio cómodo; el que lo quiera comprar véase con don Felipe Santiago del Solar”.

Cuando el Ejército Libertador arribó a Chile, los batallones VII y VIII estaban compuestos en su totalidad por negros africanos y criollos reclutados por San Martín en la Argentina y con el inicio de la República, la población africana comenzó a diluirse en el mestizaje. Gracias a la abolición completa de la esclavitud dictada en 1823, Chile pasó a ser la tercera nación en el mundo en tomar esta resolución y la primera en Latinoamérica.

De esta manera, la minoría africana, que habitaba principalmente las ciudades de Santiago, Quillota y Valparaíso, comenzó a mezclarse con indios, gitanos y europeos, aportando parte de su herencia en la conformación étnica y cultural de nuestro pueblo. Además, desde los primeros Gobiernos Republicanos se aplicó una estrategia de asimilación y blanqueamiento, para mostrar que el nuevo país era uno y homogéneo.

Para ello hicieron desaparecer de las estadísticas y registros la diversidad étnica; sumando más de dos siglos de Chile republicano sin que nunca más se hiciera algún intento por reconocer y visibilizar a los afro descendientes en el país. Así desaparecieron del mapa, de la representación del país, pero siguieron estando en Chile.

Con certeza hay algunas regiones donde se concentran más. En Arica y Parinacota están organizados y muchas de sus organizaciones se agrupan en la Alianza Afro Chilena. Se sabe que en otras zonas del norte, como la región de Coquimbo, en localidades de la zona central y con seguridad en Santiago, también hay presencia afro descendiente.

De acuerdo al citado artículo de la Biblioteca Nacional Digital de Chile, podemos entender que aunque en el país la herencia africana no está presente en el grado de otros países latinoamericanos, no se puede negar su influencia.

Como país mestizo, encontramos al africano presente en muchas expresiones culturales, por ejemplo, según algunos investigadores “La Cueca” tendría indudables rasgos africanos en su conformación, y éste no es un acontecimiento aislado, ni mucho menos fortuito.

En 1871, los negros puros representaban el 58% de la población de Arica, una de las principales ciudades en recibir población negra. No obstante, su número se dispersó en 1929, cuando Arica pasó a formar parte definitivamente de Chile y la mayoría de la población afro descendiente emigró a Perú.

Con el paso del tiempo, chilenos, blancos, indios, europeos y negros conformaron el actual mestizaje de la ciudad. Sin embargo, en Azapa existe actualmente un importante número de afro descendientes. Algunos de los apellidos del valle que aún conservan el estigma africano son Ríos, Corvacho, Báez, Llerena, Cadenas, Baluarte, Barrios y Zavala.

Centrándonos nuevamente en nuestra Región de Atacama, de acuerdo al historiógrafo Bruna, para conocer si aún hoy existe descendencia africana en nuestro territorio sería necesario realizar un estudio de mayor envergadura.

“Creo que hace falta un estudio de genética de alto nivel, que involucrara a gran parte de la población atacameña para así determinar qué grado recesivo negroide existe en la población. No puede ser que su descendencia se haya extinguido, a pesar que sabemos que muchos fueron ocupados como carne de cañón en las guerras”, declara.

Respecto del desconocimiento general de la posible ascendencia africana entre la población local, Bruna agrega que en esto confluyeron dos corrientes: en la primera primó el orgullo por ser blancos, semejantes a los europeos y despreciativos con el mestizaje. La otra corriente apunta a que era mucho mejor presumir de ascendencia blanca, pues se tenía mayor acceso a subir en la escala social y tener mejores trabajos.

Con todo lo señalado, podemos concluir que Chile tiene una deuda histórica y de reconocimiento con aquellos primeros africanos llegados al país y con la actual población afro descendiente, pues ha estado prácticamente olvidada, invisibilizada e ignorada institucionalmente y por una buena parte de nuestros compatriotas.

Quizá en un futuro llegará el día en que motivados por esta deuda histórica y moral, científicos y autoridades puedan alentar este estudio genético, que nos revele el verdadero origen de nuestra ascendencia. Tal vez allí, descubramos que nuestros orígenes tienen una innegable herencia africana.

Por Carlos Zepeda González.

Fuente : http://www.atacamaviva.cl/

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