Aswad Walker, religioso asociado al Santuario de la Virgen Negra de Houston, ha señalado en un artículo titulado «Los republicanos dicen que el cristianismo está bajo ataque. Deberían saberlo«, publicado por «Defender«, como los ultraconservadores (republicanos) de los Estados Unidos sostienen que el cristianismo está bajo ataque, pero analiza como esta percepción es errónea. Los verdaderos atacantes no son los «liberales seculares» o los “activistas”, sino los nacionalistas cristianos blancos que han distorsionado el evangelio, utilizándolo como herramienta de poder y opresión.
A lo largo de los años, los ultraconservadores han adoptado el cristianismo como parte de su identidad, cerrando sus discursos con bendiciones a la patria y promoviendo políticas «bíblicas«. Sin embargo, sus acciones contradicen las enseñanzas de Jesús: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar la buena nueva a los pobres… para proclamar la libertad a los cautivos… para poner en libertad a los oprimidos”. (Lucas 4:18-19).
El teólogo estadounidense Russell Moore ha señalado que muchos cristianos conservadores rechazan las doctrinas fundamentales de su fe, considerándolas «débiles«. La retórica de líderes republicanos, como Eric Trump, el tercer hijo de Donald Trump, que afirma «Estamos salvando al cristianismo. Estamos salvando a Dios», contrasta con las políticas que criminalizan la pobreza y despojan a los necesitados de asistencia y muestra su decadencia moral y su propia hipocresía. La Biblia condena la avaricia y la opresión, mientras que el cristianismo ultraconservador ha priorizado la lealtad partidista sobre la compasión.
Para el religioso del Santuario de la Virgen Negra “proteger el cristianismo significa alimentar al hambriento, no burlarse de él. Significa apoyar a los pobres, no recortar sus beneficios. Significa acoger a los inmigrantes, no demonizarlos. Significa defender la justicia, no disfrutar de la injusticia”.
El mensaje del cristianismo ha sido sustituido por un evangelio del nacionalismo. La fe se ha convertido en un símbolo de dominio cultural y la misión de ayudar a los oprimidos ha sido olvidada. Esta transformación ha llevado a que muchos jóvenes asocien el cristianismo con la supremacía blanca y no con un mensaje de liberación.
Walker concluye que el mensaje de los evangelios está claro: «Dios está con los oprimidos«. Aquellos que siguen la verdadera fe del cristianismo tienen el deber de estar con los pobres, los humildes y los oprimidos; cualquier otra forma es simplemente idolatría disfrazada.
CIDAF-UCM

