La «guerra del agua» a las puertas de la RDC

25/03/2010 | Opinión

Los países de las cuencas del Nilo, del Congo y del Amazonas están muy solicitados desde la cumbre de Copenhague. La razón es sencilla. Muy pronto, a numerosos países les va a faltar agua. O no tendrán suficiente dado que en algunos casos la demanda superará a la oferta como consecuencia de nuevos hábitos debidos a la modernización, tras entrar en el círculo de grandes países emergentes, a imagen y semejanza de China, Brasil o India. Las grandes potencias ya se han puesto en marcha a la conquista de “nuevos espacios de agua”. Quiera o no quiera, la República Democrática del Congo está en su punto de mira.

El mundo celebró el 22 de marzo el “Día mundial del agua”. En semejantes circunstancias, varias ceremonias fueron organizadas para subrayar la importancia de este recurso necesario e indispensable en la vida de las naciones y de los hombres, a causa de sus numerosas funciones. Además del hecho de que el agua es una de las vías importantes de comunicación, de transporte, de energía, es también esencial para la vida animal y vegetal, para la vida y la salud del hombre y para su supervivencia.

Pero dejemos un momento este mundo protocolario para insistir en lo que podría ser mañana un conflicto mundial. El agua se ha convertido en los tiempos que corren en el centro de todos los intereses. Por su interés económico el agua es fuente de numerosos conflictos políticos y armados. El más importante de estos dos últimos siglos, XX y XXI, es el que se desarrolla en Próximo oriente, que no acaba de terminar. En efecto, palestinos e israelíes no sólo se disputan la tierra donde están los lugares santos, sino el control de las aguas del río Jordán. Israel, al haber conseguido el control de una buena parte de este río ha convertido sus tierras en fértiles, mientras los palestinos y árabes se contentan con “tierras pobres”. De ahí la causa principal de esta guerra de religión que como en el antiguo y nuevo testamento puede durar todavía cien años.

CARENCIA DE AGUA

El problema que se plantea en Oriente Próximo corre el peligro de producirse en otras zonas donde, a causa de los efectos del cambio climático, el agua será cada vez más escasa. Ya se habla de que a la zona del Magreb le faltará agua. Por otra parte, se ha previsto sobre este tema una reunión que se celebrará el 13 de abril en Barcelona, España, para pensar en las disposiciones que deben tomarse. Se trata de un problema que preocupa a los países de la región, ya que el acceso al agua dulce es cada vez más problemático.

La cuestión está tomando proporciones dramáticas con el cambio de comportamientos y hábitos de la población, sobre todo en los países emergentes como China, Brasil e India. Estos países están registrando notables cambios en sus economías, ofreciendo a sus poblaciones nuevas oportunidades. La mejora de las condiciones de vida en los medios rurales con la construcción de nuevas infraestructuras, el acceso a nuevas tecnologías de la comunicación e información, van a cambiar sus modos de vida. Estas poblaciones van a acceder al agua dulce y la demanda mundial irá creciendo.

Se planteará entonces un problema que incontestablemente será fuente de conflictos. Según algunas estadísticas, un americano consume hoy 1.500 m3 de agua al año. Si la demanda aumenta y no se realiza ningún esfuerzo para encontrar y renovar otras fuentes de aprovisionamiento en agua, el ciudadano americano deberá racionar su consumo anual de agua. Un magrebí, por su parte, consume 500m3 de agua al año. Corre el peligro igualmente de encontrarse en las mismas circunstancias si sus fuentes de aprovisionamiento siguen secándose. En este caso, hay riesgo de estallido de conflictos sociales, rebeliones populares susceptibles de desestabilizar las instituciones.

LA RDC EN EL PUNTO DE MIRA

Desde la cumbre de Copenhague, los ojos miran hacia zonas que todavía constituyen reservas de agua susceptibles de permitir que la humanidad sobreviva. Se trata de las cuencas del Nilo, del Congo y del Amazonas. Desde las cumbres de Río de Janeiro, luego Johannesburgo y recientemente Copenhague, se multiplican las iniciativas para que el agua sea accesible a todo el mundo. Las “grandes potencias” no se muerden la lengua. Encuentran inaceptable que algunas naciones dispongan de agua en abundancia, mientras que a otros pueblos les falta o tienen dificultades para acceder a ella. Después de Copenhague se han programado varios encuentros, invitando a los países de las cuencas del Nilo, Congo y Amazonas, a reflexionar en torno al agua. Ya mucho antes se avanzaron propuestas que ponían de relieve que en caso de detectar insuficiencias en la gestión de las aguas, estas reservas se convertirán en patrimonio universal.

En cuanto a la RDCongo, está en el punto de mira de las grandes potencias. Y ello por varias razones. La primera, que la RDC posee el segundo río más caudalosos del mundo después del Amazonas. La segunda, que dispone de una importante densidad de agua dulce. Según las últimas estimaciones, la RDC pierde cada día más de 43.000 m3 de agua dulce por minuto, aguas que vierten en el océano por falta de una gestión racional de este recurso o por ausencia de una política del agua. La tercera, que algunos países buscan a cualquier precio tener salida al mar para salir del estado del enclavamiento.

Se alude aquí al lago Chad que alimenta Nigeria, Camerún, Níger y Chad. Hace 40 años, este lago medía 25 km2. Desecado hoy no mide más que 5 km2. Con el apoyo de la comunidad internacional se plantea la cuestión de que el río Congo “avitualle” este lago, ya que más de 20 millones de personas corren el peligro de no tener agua. Suráfrica no se queda atrás. Piensa “captar” agua del río Congo, que después de la presa Inga se pierde, ya que esta agua ya no pertenecería a la RDC.
Una vez más, gracias a su posición geoestratégica y a su dotación natural, la RDC será codiciada. Se trata de ejercer una presión fuerte sobre la RDC para que coopere. Por las buenas o por las malas, llevarla a que “comparta” el agua. No es preciso recordar que podría suceder cualquier cosa, como con el caucho, el diamante o el coltan. Si los dirigentes congoleños no dan muestras de alta responsabilidad política y de buena gestión para saber negociar y sacar provecho, se nos impondrá una nueva guerra en la RDCongo, en el marco de un vasto complot de balcanización para “saquear el agua del Congo”, desviándola, como las aguas del Jordán, hacia otros países. Por tanto, “la guerra del agua” está a las puertas de la RDC.

(Le Potentiel, RDC, 23-03-2010)

Traducción: Ramón Arozarena.

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