Tres años después de la adopción del Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4 y de la promesa de proporcionar educación primaria y secundaria universal, no ha habido ningún progreso en la reducción del número mundial de niños, adolescentes y jóvenes no escolarizados.
De todas la regiones del continente, África Subsahariana cuenta con la mayor tasa de exclusión educativa. Entre los niños con edad de asistir a la escuela primaria hay un 36,6 % de exclusión y, de acuerdo con los datos del Instituto de Estadística de la UNESCO (IEU), cerca del 60 % de los jóvenes entre 15 y 17 no acuden a las escuelas, lo que suma un total de 35,8 millones.
Si no se actúa rápidamente, es muy probable que esta situación empeore de manera considerable ya que la región se enfrenta a una demanda creciente de educación debido al aumento de la población en edad de escolarización.
La educación en África es una prioridad importante para la UNESCO. Con motivo de esta situación, el IEU está desarrollando indicadores para facilitar la tarea a los gobiernos, donantes y socios a enfrentarse a estos desafíos. Uno de los ejemplos es la identificación de la carencia de servicios básicos como el acceso a la electricidad o agua potable en los centros educativos o las condiciones de los mismos. El IEU también recopila información sobre la capacitación, contratación y condiciones de trabajo del profesorado.
De acuerdo con el IEU, la educación de las niñas es una prioridad. En toda la región cerca de 9 millones de niñas en edades comprendidas entre los 6 y 11 años nunca han asistido al colegio mientras que en el caso de los niños, las cifras alcanzan los 6 millones. Las desventajas comienzas a edades muy tempranas. Cerca del 23 % de las niñas no están escolarizadas en escuelas primarias frente al 19 % de los casos en varones. Cuando alcanzan la adolescencia, esta tasa de exclusión asciende al 36 % en las niñas y al 32 % en los niños.
Con el objetivo de ayudar a los responsables de elaborar las políticas que salvan las diferencias de género, el IEU desglosa todos sus indicadores y los cataloga por sexos, de manera que produce índices de paridad de género y desarrolla indicadores específicos de desarrollo como la presencia de profesoras africanas en las escuelas, lo que sirve como modelo a seguir para que las niñas no abandonen su formación.
[Edición y traducción, María Murillo Luque]
[Fundación Sur]
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