La devastación cultural de Sudán, por Abu Hureira

18/10/2024 | Cultura

Los Emiratos Árabes Unidos (EAU) han desempeñado un papel central en la financiación de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) de Sudán, proporcionando los recursos que han permitido al grupo sostener sus campañas militares, pagar a sus combatientes y adquirir armas. Este respaldo financiero también ha permitido a las RSF participar en saqueos generalizados, incluido el saqueo de una de las instituciones culturales más importantes de Sudán, el Museo Nacional de Sudán en Jartum. Las acciones de las RSF han contribuido a la destrucción del patrimonio cultural de Sudán y han dado lugar al tráfico de piezas arqueológicas irreemplazables en el mercado negro.

El Museo Nacional de Sudán alberga algunas de las más importantes colecciones de piezas arqueológicas de África, que abarcan miles de años de historia, desde la era paleolítica, pasando por el antiguo Reino de Kush, hasta los períodos medievales cristiano e islámico. Cada elemento dentro del museo era un tangible vínculo con el rico pasado de Sudán, representando civilizaciones que desempeñaron un papel vital en la configuración del valle del Nilo. Los tesoros del museo no eran solo reliquias de arte e historia, sino piezas fundamentales de la identidad nacional de Sudán.

Una de las colecciones más valiosas del museo procedía del Reino de Kush, una antigua civilización que prosperó a lo largo del Nilo desde alrededor del 2500 a. C. hasta el 350 d. C. El primer período de Kush, a menudo denominado período premeroítico, es conocido por su poderoso ejército y su rica cultura, y sus gobernantes, los famosos «faraones negros» de la 25.ª dinastía de Egipto, dejaron un legado perdurable. La colección del museo incluía estatuas de granito de estos faraones, notables por su detallada artesanía y su imponente presencia. Las estatuas eran solo una parte de una colección más amplia que también presentaba la avanzada metalistería de los kushitas, como joyas de oro, armas y herramientas, lo que resaltaba su experiencia en la metalurgia.

Igualmente significativa fue la colección del museo del período meroítico del Reino de Kush, que duró desde aproximadamente el 800 a. C. hasta el 350 d. C.

Meroe, la capital de esta fase posterior, era famosa por sus distintivos  arte y arquitectura. El museo albergaba numerosos piezas de este período, incluida cerámica intrincadamente decorada, objetos funerarios y las famosas estelas meroíticas inscritas con una escritura que permanece parcialmente sin descifrar hasta el día de hoy. Estos artefactos brindan una ventana a una civilización que continúa intrigando a historiadores y arqueólogos.

Mientras Sudán hacía la transición hacia la era medieval, los reinos cristianos de Nubia, incluidos Makuria y Alodia, florecieron entre los siglos VI y XV. El Museo Nacional de Sudán albergaba una notable colección de este período, en particular los frescos de la catedral de Faras. Estos frescos, que datan de los siglos VIII al XIV,  estaban entre los mejores ejemplos del arte cristiano medieval africano,  representando escenas bíblicas, santos y figuras reales de la sociedad Nubia. La pérdida de estos frescos es un golpe devastador para nuestra comprensión de la vida cultural y religiosa en la Nubia medieval.

La colección del museo también refleja el cambio en el panorama religioso y cultural del país con el auge del Islam en el siglo XV. Artefactos de este período incluían Coranes exquisitamente iluminados, algunos de los cuales databan de los primeros siglos del Islam en Sudán. Estos manuscritos no eran solo textos religiosos sino también obras maestras de caligrafía y diseño,  demostrando el intrincado arte de la cultura islámica sudanesa.

El saqueo del Museo Nacional de Sudán por parte de las RSF no es solo una tragedia para Sudán sino una pérdida global. Los artefactos robados del museo ya han comenzado a aparecer en los mercados negros, vendidos a través de plataformas como eBay y Facebook. Estos objetos, que antes se guardaban en una institución pública para que todos los apreciaran y aprendieran de ellos, ahora se venden al mejor postor, a menudo sin tener en cuenta su valor histórico ni las historias que cuentan sobre las personas y las civilizaciones que los crearon. La venta de estos tesoros en el mercado negro representa la eliminación del patrimonio cultural de Sudán.

Cada estatua, manuscrito o fresco robado es una pieza del rompecabezas de la larga e intrincada historia de Sudán. La destrucción y el robo de artefactos como las estatuas de los faraones negros o los frescos cristianos de Faras dejan lagunas en la historia del pasado de Sudán que tal vez nunca se llenen, lo que significa que las generaciones futuras tendrán una imagen incompleta de las poderosas civilizaciones que antaño gobernaron el valle del Nilo. Estos artefactos conectaban al pueblo sudanés con sus antepasados y sin ellos se pierde una parte fundamental de la identidad de Sudán.

Existe una necesidad urgente de una acción internacional para detener el flujo de bienes culturales robados. Sin una intervención, el patrimonio de Sudán seguirá siendo subastado a coleccionistas privados, escondido en colecciones personales y apartado para siempre de la vista del público. El saqueo de estos tesoros es una pérdida irreversible, no sólo para Sudán sino para el mundo.

Abu Hureira

Fuente: Africa is a Country

[Traducción, Jesús Esteibarlanda]

[CIDAF-UCM]

 

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