Isaias Barreñadas Bajo es profesor de Universidad Complutense de Madrid (UCM) especializado, entre otras líneas de investigación, en los procesos políticos del mundo árabe, en la cuestión Israel-Palestina y en la región de Oriente Próximo. La siguiente entrevista fue realizada por Pietro Scardovi a mediados del pasado mes de diciembre.
CIDAF-UCM: ¿Qué repercusiones podría tener el conflicto en la franja de Gaza con respecto a la región limítrofe? Nos referimos sobre todo para Egipto, en particular, y para los países árabes, en términos más generales.
ISAÍAS BARREÑADAS BAJO: Bien, estamos hablando de un episodio, digamos, de violencia que se enmarca en una cuestión mucho más amplia pero todavía no sabemos cuánto va a durar. Le podemos llamar guerra, le podemos llamar ofensiva, operación de castigo. Lo mismo puede tener su fin en unos pocos días o puede alargarse durante mucho tiempo, por lo tanto, es un poco especulativo hablar de repercusiones en la región o respecto a algunos estados. Pero, en todo caso, hay algunas cuestiones que ya creo que son evidentes. La primera es que después de un tiempo en el que la cuestión palestina parecía congelada o fuera del foco mediático, incluso había discursos en una especie como de postergación, no abandono, pero sí postergación de la resolución de la cuestión palestina, lo que ha ocurrido en octubre ha vuelto a poner la cuestión palestina en el centro del debate y recuerda que es una de las cuestiones no resueltas desde el periodo colonial que marca la situación permanente en Oriente Medio. Afecta de forma diferente a distintos actores, pero está en el centro porque es un recordatorio para las poblaciones de la región de que el colonialismo europeo en Oriente Medio no es una cuestión que esté cerrada sino que todavía está encarnada en el Estado de Israel. Es decir, ha habido una primera consecuencia que es este retorno a considerar la cuestión palestina como una cuestión central.
La segunda es que la crisis ha obligado en cierta forma a mostrar los alineamientos de cada uno de los actores. Hay actores estatales que rápidamente han tomado una posición, hay otros que dudan, son actores que tenían ya relaciones normalizadas con Israel, es el caso de Egipto o de Jordania, o estados que en los últimos años habían iniciado un proceso de normalización. Son los llamados acuerdos de Abraham: Marruecos, Bahrein, Emiratos Árabes, en menor medida Sudán. Habían iniciado, digamos, una aproximación más a nivel de dirigentes que a nivel popular, pero que ya suponían una especie como de traspase a un campo más cercano a Israel. Este alineamiento de los últimos años se ha visto también sacudido, porque obviamente hay algunos países vecinos que se ven muy afectados por lo que pueda pasar y luego otros que perciben que esos acuerdos no tienen suficiente legitimidad entre su población y hay países que, por lo tanto, están un poco entre la espada y la pared: tienen acuerdos diplomáticos con Israel, pero la calle les está exigiendo una postura más clara. Es el caso, por ejemplo, de Bahréin, pequeño estado del Emirato del Golfo que había normalizado sus relaciones con Israel pero que ha retirado incluso su embajador, es decir, que se han alejado. Hay otro efecto, creo que es muy previsible, y repito que no quiero especular excesivamente porque no tengo la capacidad de ver una bola de cristal las repercusiones, pero es que el inmediato alineamiento de la mayor parte de Europa con Israel, justificando en cierta forma su derecho a responder militarmente a la acción de Hamás y de las otras fuerzas de la resistencia islámica, ha profundizado el deterioro de las relaciones entre la Unión Europea y sus vecindario del sur. Creo que las llamadas relaciones euro-mediterráneas se van a ver muy afectadas por lo que está ocurriendo en Gaza.
CIDAF-UCM: Dentro de África se ha definido una posición bastante concreta aunque, como ha dado a entender, divergente con respecto a los distintos estados y con respecto a posicionamientos más favorables al pueblo palestino. ¿Cuál es su valoración al respecto?
IBB: No conozco bien la respuesta de los estados africanos o en particular de África Subsahariana, solamente algunos casos, como es el de Sudáfrica, que siempre había tenido un alineamiento muy concreto con los derechos del pueblo palestino, ha sido muy crítico y de las primeras voces en pedir un cese del fuego, incluso tomando medidas diplomáticas con respecto a Israel, un país con el que tiene relaciones. Pero pienso que el comportamiento, primero en una región tan amplia y tan diversa como el continente africano, tendrá sus matices, porque Israel había desarrollado desde hace mucho tiempo una labor diplomática de acercamiento, de presencia, pero la cuestión palestina toca, en una forma muy sensible, a las opiniones públicas y los pueblos que han sufrido una experiencia colonial y neocolonial también, porque las generaciones más jóvenes no tienen una memoria inmediata del colonialismo, pero sí del neocolonialismo y rápidamente establecen un nexo. Algunos hablan precisamente de que estamos en una etapa, en cierta forma, de redescolonización, es decir que el tema colonial hoy está mucho más presente de lo que estaba hace 4 o 5 años, porque el conflicto ha puesto en evidencia algunas de estas características, los dobles raseros, por ejemplo, a la hora de aplicar el derecho internacional, a la hora de apoyar a un actor frente a otro, que implica por lo tanto a europeos y sus socios o las prácticas concretas de un Estado como Israel, no solamente con población ocupada, sino incluso con parte de su propia siendo árabe. Recordemos que en Israel una quinta parte de la población es árabe, tienen ciudadanía israelí, aunque siempre han sido ciudadanos de segunda, por razones políticas, y eso se vive de una forma muy directa y lo mismo que en América Latina, en otras regiones del llamado sur global, nos encontramos estas posiciones.
CIDAF-UCM: ¿Considera que Egipto está teniendo un papel relevante por su proximidad geográfica con la región afectada, pero también, junto con Catar, por sus labores de mediación? ¿Piensa que estos dos estados pueden llegar a consolidar posiciones dentro del mundo árabe?
IBB: Pienso que hay que tratarlos de manera separada. Egipto fue el primer país árabe que, a final de la década de los 70, firmó la paz con Israel, los acuerdos de Camp David, unos acuerdos en cierta forma propiciados por Estados Unidos. Recordemos que esto se da después de la guerra de 1973 en que Egipto recupera el Sinaí después de una operación militar que Israel habría perdido si no es por la ayuda de los Estados Unidos. Egipto pagó las consecuencias de esa normalización, porque durante un tiempo estuvo fuera de la Liga de Estados Árabes, se le consideró como un Estado, un gobierno traidor, y de hecho el propio Anwar el-Sadat pagaría con su vida. Muere en un atentado a manos de un islamista radical porque se le considera un traidor a la cuestión de Palestina. Egipto ha construido unas relaciones aparentemente normalizadas con Israel, pero en realidad es como una especie de “paz fría” porque a nivel popular hay un rechazo enorme a esta normalización, pero a nivel gubernamental, tanto Mubarak, como actualmente con Al-Sisi, hay unas relaciones en muchos campos, entre otros también el energético: Israel antes de descubrir yacimientos de gas propios, importaba a través de un gaseoducto gas de Egipto, había colaboración en distintos campos, etc. Pero Egipto tiene una particularidad y es que tiene frontera directa con Gaza. Y no solamente es una cuestión física de tener una frontera, sino que Egipto es el valedor, en cierta forma, de una parte del bloqueo que Israel ejerce sobre Gaza. Desde el año 2007 Israel controla Gaza desde fuera. Tiene sometido al territorio a un bloqueo. La pregunta es, bueno, Israel podrá bloquear en la parte que tiene frontera, pero ¿qué ocurre con Egipto? Pues, Egipto forma parte de ese mecanismo de bloqueo. En cierta forma vemos como Egipto se vio comprometido. En cierta forma Israel logró externalizar parte del control y que fuera Egipto quien lo asumiera. Los camiones que entran, por ejemplo, de ayuda humanitaria a Gaza, entran por un puesto entre Egipto y Gaza. Sin embargo es Israel quien dice que puede entrar o no en cada uno de los casos. Egipto, por lo tanto, tiene una responsabilidad, pero es que además tiene otra y es que, ante las posibles consecuencias de la guerra, con la concentración de la población en la zona sur, pues hay indicios de que obviamente Israel querría provocar una salida de la población hacia el Sinaí y obviamente sería población a la que no le dejarían volver. Y ahí Egipto tiene varios problemas: primero porque percibe que esa población puede tener afinidades con Hamás, y Hamás es, en cierta forma, un actor de la misma órbita que los Hermanos Musulmanes en Egipto, que son una oposición perseguida y criminalizada en el país, y, por otro lado, pueden constituir un problema de refugiados de larga duración que Egipto se vería obligado a tratar. Egipto no quiere dar ese paso y por lo tanto lo que ha hecho es impermeabilizar esa frontera.
Catar tiene otra función ahí. Catar es un Estado que no tiene frontera directa con Palestina ni con Israel, pero que ha sido durante mucho tiempo el principal valedor financiero del gobierno de Hamás en Gaza, junto con Turquía y, en menor medida, con Irán. El gran apoyo financiero para el funcionamiento de las instituciones, tanto de gobierno como hospitalarias o universitarias, etc. siempre ha sido Catar. Y, curiosamente, ese apoyo estaba consentido por parte de Israel, porque Israel permitía así que los palestinos pudieran tener las condiciones mínimas para sobrevivir, aunque unas condiciones lamentables. Es decir, Israel permitía que Catar apoyara al gobierno de Hamás para mantenerlo en cierta forma vivo y cultivar esa división entre las dos autoridades palestinas. Es lo que explica que ahora Hamás haga de mediador. Egipto también se ve envuelto en esta dinámica, porque cualquier entrada o salida de los rehenes o de la ayuda humanitaria etc. tiene que pasar por su territorio. Por lo tanto, por razones diferentes, Egipto y Catar hoy son parte de ese entramado de mediadores y facilitadores de cualquier acuerdo parcial.
Pietro Scardovi
CIDAF-UCM
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