Vivimos tiempos de una creciente cooperación a todos los niveles: político, económico, militar, cultural, de investigación, salud, social, digital, religioso, ecológico y deportivo.
Una pregunta fundamental surge rápidamente: ¿Cuál es el objetivo principal en este movimiento de expansión y cooperación, en los diferentes ámbitos: militar, económico, tecnológico, etc.?, ¿y qué medios empleamos para conseguirlo?
Si el objetivo principal es controlar el poder y los recursos abundantes de los países, sobre todo en el hemisferio sur del Planeta, entonces el resultado será: aumento de inseguridad, violencia, injusticia social, pobreza de la mayoría de la población y marginación de más de la mitad de la humanidad.
Solo cuando el objetivo principal de toda expansión y cooperación sea promover el bien común a través de un desarrollo sostenible, como lo indican los ODS de la ONU, y el respeto absoluto de la dignidad e igualdad de toda vida humana y de la naturaleza entonces la cooperación se convertirá en el único medio para garantizar un desarrollo sostenible, la calidad de vida y la buena convivencia nacional e internacional.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, ha anunciado que el bloque de cooperación económica de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, conocido como BRICS, está abierto a la entrada de nuevos miembros. En este sentido, Argelia ya presentó una solicitud oficial en noviembre y Egipto, Argentina, Arabia Saudita, Irán, Turquía e Indonesia ya habían expresado su interés.
“La Declaración de Beijing de la 14ª cumbre BRICS dejó en claro que la organización apoya la expansión de la membresía. China mantiene el espíritu de apertura de los BRICS y apoya una cooperación de beneficio mutuo para acelerar el proceso”.
¿Pueden los llamados países BRICS facilitar con éxito una alternativa viable al dólar estadounidense?
La actual crisis financiera mundial y la política exterior de confrontación de EE. UU. podrían explicar por qué los BRICS han intensificado sus esfuerzos para lanzar una moneda alternativa al dólar estadounidense. Varias instituciones africanas están pidiendo una reforma de la arquitectura financiera global, ya que una revisión de las posibles pérdidas bancarias de EE. UU. en 2022 demuestra que los activos de bonos africanos son una alternativa menos arriesgada para los inversores.
Hace unas semanas, en uno de los foros BRICS, el presidente Putin anunció que Rusia, junto con China y otras naciones BRICS, se estaba preparando para lanzar una nueva moneda de reserva global compuesta por una canasta de monedas BRICS. Si tiene éxito, dicha moneda de reserva sería una amenaza directa para el dólar estadounidense, que actualmente domina el mercado internacional.
En su forma actual, los BRICS representan alrededor del 31,5 % del PIB mundial cuando se ajustan sobre la base de la paridad del poder adquisitivo. Con la adición de Irán y Argentina se eleva al 33 % del PIB mundial. Este es un enorme bloque comercial potencial y, sin duda, suficiente para justificar una moneda de reserva.
En conjunto, los países BRICS ampliados producen actualmente alrededor del 26 % de la producción mundial de petróleo y el 50 % de la producción de mineral de hierro que se utiliza para fabricar acero. Producen alrededor del 40 % de la producción mundial de maíz y el 46 % de la producción mundial de trigo. Si todas estas materias se negociaran en la nueva moneda de reserva, se convertiría instantáneamente en una piedra angular de la economía mundial.
A principios de junio, el FMI publicó un informe que mostraba que el dólar estadounidense representa actualmente el 59 % de las reservas mundiales, muy lejos del 70 % que representaba en 1999.
Esperamos que esta nueva cooperación político-económica internacional esté motivada y orientada a potenciar, no la competencia y control de poder y recursos mundiales, sino a promover un desarrollo integral, sostenible y ecológico, de sus países y pueblos. ¿Será esperar demasiado?
CIDAF-UCM