La Asamblea encargada de redactar una nueva constitución dice que espera votar una versión del borrador el día 29 de noviembre.
Esta declaración se produce justo cuando el Tribunal constitucional había indicado que decidiría el domingo, día 2 de diciembre si disolvía la asamblea o no.
La judicatura de Egipto mantiene una confrontación con el presidente Mohamed Morsi, y sus seguidores islamistas, después de que Morsi emitiera un decreto la semana pasada otorgándose a sí mismo amplios nuevos poderes.
El decreto ha hecho estallar enormes protestas por todo el país.
Mientras esas protestas continuaban teniendo lugar el día 28 de noviembre, los funcionarios de la asamblea constituyente dijeron que estaban terminando su borrador de constitución, aunque Morsi recientemente había ampliado su fecha límite para completar el trabajo, hasta febrero.
Una personalidad de la oposición, el ex jefe de la Liga Árabe, Amr Moussa declaró a Reuters: “Esto no tiene sentido, es un paso que no se debería haber dado, teniendo en cuenta el historial de rabia y resentimiento que existe con la actual Asamblea Constitucional”.
Misión sagrada
La Asamblea constituyente está dominada por los Hermanos Musulmanes y otros islamistas, que respaldan a Morsi.
Los miembros liberales, de izquierdas y cristianos han boicoteado el organismo, acusando a los islamistas de intentar imponer su visión. Su última medida parece intentar eludir una sentencia del Tribunal Constitucional, que decidía si disolverles o no.
El vicepresidente del Tribunal Constitucional, Maher Sami, ha declarado en la televisión que la deliberación se hará de todos modos. “El tribunal está decidido a continuar con su misión sagrada hasta el final, nos lleve a donde nos lleve”, señaló.
El Tribunal ya ha disuelto la cámara baja del parlamento de Egipto, que estaba liderada por los Hermanos musulmanes.
La declaración que ha provocado las protestas, dio a Morsi poderes para tomar cualquier medida que fuera necesaria para proteger la revolución, y que ningún tribunal podrá revertir su decisión.
Esto es válido hasta que entre en vigor una nueva constitución.
Los críticos acusan a Morsi de intentar hacerse con poderes absolutos.
Los seguidores dicen que estos decretos eran necesarios para proteger los avances logrados por la revolución, contra una judicatura que tiene profundos lazos con el ex presidente derrocado, Hosni Mubarak.
(Africa Review, Kenia, 29-11-12)