Kabila a la reconquista de su far West

4/10/2010 | Opinión

Todos los que dudaban de la capacidad del Presidente de la RDC (República Democrática del Congo) para suspender la explotación ilegal de los minerales al este de su país estaban en un error. En aquel momento, se tenían tantas razones para dudar, como certeza de que Kabila tenía su fuerza de ataque. El este de la República Democrática del Congo, que se aseveraba desde hace la tira de tiempo una verdadera “tierra de nadie” o más exactamente un «far west» escapando del control del régimen, está ahora bajo vigilancia del ejercito de la República. Y algo mejor, ésta parece haber conseguido el logro de suspender toda explotación minera en esa región. Algunos no tardarían en decir que es demasiado pronto para que el Presidente congoleño cante victoria. La República Democrática del Congo ha sufrido mucho tiempo ver el saqueo de una gran parte de la riqueza de su subsuelo por individuos sin fe ni ley. Esta suspensión, si diera lugar a la pacificación total del Kivu norte y Kivu sur, constituiría una gran victoria para Kabila, el hombre que habría conseguido reconquistar este «far west». La región de los Grandes Lagos en general se felicitaría por ello, más aún por otra parte, cuanto los ingresos de los minerales de esta zona siempre han alimentado las rebeliones, ya sea en la RDC o en los países limítrofes de la República Democrática del Congo como Uganda, Ruanda y Burundi. Así, pacificar esta zona equivaldría a cerrar el grifo financiero. En tal caso, estas diferentes rebeliones corren el peligro de desaparecer.

Pero la acción del Presidente congoleño, aunque es encomiable en principio (restablecer la autoridad del Estado en todo el territorio nacional), plantea interrogantes: ¿por qué hasta ahora Kabila no ha abierto los ojos sobre la seguridad de la región y no al día siguiente de su llegada al poder? ¿Cabe ver un cálculo político? El año 2011 es un año electoral en la RDC. La disposición de Kabila a restablecer el orden en el este congoleño podría estar motivada por las ambiciones electoralistas. Los congoleños podrán estarle agradecidos, si todo marcha bien y si el reparto de los frutos de la riqueza nacional es equitativo, por haber tenido éxito allí donde muchos de sus predecesores fracasaron. Pero no debe ocultar el papel de Ruanda en la región. Si los soldados congoleños pueden hoy día pavonearse por el Kivu, bien es porque Ruanda quiere. Este es el nuevo clima de apaciguamiento hecho entre Kigali y Kinshasa que permite sin duda, en gran parte, la reconquista del Este. En cualquier caso, todo el mal que se desea al Presidente congoleño es que tenga éxito en su apuesta de librar a su país de los predadores de toda índole. Se desea por otra parte, que las inmensas riquezas de esta parte de la RD del Congo sirvan para todos los congoleños y no a una minoría. Es entonces cuando Kabila habrá llevado a cabo un combate útil para todos.

Boulkindi COULDIATI

Publicado en “Le Pays” Burkina Faso, el 29 de septiembre de 2010.

Traducido por Luis Fernando Carretero Solana, para Fundación Sur.

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