Los keniatas de la tierra ancestral de Barak Obama cantaron y bailaron con alegría el día 5 de noviembre, porque el senador de Illinois, al que ellos consideran uno de los suyos, se ha convertido en el primer presidente negro de los Estados Unidos.
Durante la noche cayó un aguacero para humedecer los espíritus de cientos de personas reunidas alrededor de la casa del difunto padre de Obama, en Kogelo, para ver allí los resultados publicados en una pantalla gigante. Allí, pudieron ver cómo el hijo adoptivo favorito del África del Este, ganaba las elecciones.
“¡Vamos a ir a la casa blanca, vamos a ir a la casa blanca!”, gritaban los familiares de Obama mientras bailaban alrededor de la modesta casa y se abrazaban.
En Kogelo, un pequeño poblado del oeste de Kenia, todavía vive la abuela de Obama, de 87 años.
Desde 2004, cuando Obama se presentaba a las elecciones del senado por Illinois, el abogado de Harvard y activista por los derechos civiles, gozaba de un estatus de estrella del rock en la nación del este de África. Se le pone su nombre a los niños, hay una cerveza local que se llama senador, en su honor, estrellas de la canción cantan sus alabanzas en un musical titulado “Obama: el musical”, que se presentó el pasado 31 de octubre en Nairobi…
El presidente de Kenia ha declarado fiesta nacional el jueves, día 5, para que los keniatas celebren el éxito de Obama.
Muchos en África esperan fervientemente que esta victoria de Obama signifique que Estados Unidos va a apoyar sinceramente el desarrollo y la mejora de las condiciones de vida de la mayoría de la gente en el continente más pobre del mundo. Pero los analistas advierten con cautela que Obama no podrá hacer mucho en beneficio de África, y que el mismo presidente nunca ha mostrado exactamente un gran interés por el continente.
(IOL, 05-11-08)