Juan Tomás Ávila ha dejado su huelga de hambre. Y lo ha hecho durante una rueda de prensa ofrecida este viernes en Barcelona. Asegura que desde que salió de Guinea su mensaje «ha perdido fuerza» y que «se deberían dar otras condiciones para continuar» con esta protesta. Sin embargo, valora los apoyos recibidos y explica que «no arrojo la toalla, arrojo una y cojo otra».
Ávila empezó su comparecencia por el principio, explicando con lujo de detalles los antecedentes y consecuencias desde que anunciara hace siete días su huelga de hambre en contra de la dictadura de Teodoro Obiang. “No quiero que hayan más rumores acerca de por qué estoy aquí o porqué no estoy, hay quienes se preguntan si realmente he venido a España”.
El escritor es consciente de que la lucha por las libertades en Guinea Ecuatorial es compleja, y afirma contundentemente que su huelga no es oportunista a tenor del cambio político en Egipto y las movilizaciones que se están produciendo en el norte de África. “No vamos a tener una revuelta como la de Túnez, pero los ecuatoguineanos debemos unirnos en cualquier parte del mundo para gritar que no queremos a Obiang ni a su hijo en el poder”.
Juan Tomás se mostraba enérgico a pesar de no poder tenerse en pie, estuvo hablando durante cuarenta y cinco minutos explicando la situación de su país, sus experiencias vividas y respondiendo a todas las preguntas de los periodistas. “El peor día de mi vida, fue cuando decidí que la huelga de hambre era la única salida”.
El escritor, que se emocionó en varios momentos, quizá por impotencia, tristeza, cansancio o las tres cosas, quiso dejar claro desde el principio que “no he venido a España huyendo de nada, sino para que su huelga tenga repercusión”. Ya que como aseguró en declaraciones ofrecidas esta semana a la prensa española, “¿Cómo va a ver en mi país una revuelta organizada?, ¡Si en mi país no hay casi acceso a la información, ni por televisión, mucho menos por Internet!».
Es por eso que la semana pasada escribió una carta a José Bono con motivo de la visita del presidente del Congreso de los Diputados a Malabo . En la carta el disidente, pedía ayuda al Gobierno español en el camino de Guinea Ecuatorial hacia la democracia en la que sentenciaba “Ya no podemos seguir viviendo bajo una dictadura que nos come el alma”.
Fue tras la lectura de un manifiesto firmado por varias personalidades exiliadas de Guinea Ecuatorial en España, cuando Juan Tomás anunció el final de su huelga de hambre. “ Yo no voy a seguir con la huelga de hambre, no he arrojado la toalla, lo único que puedo decir es que arrojo una y cojo otra”. Explica que su intención nunca fue hacer una huelga fuera de su país, “cuando salí de Guinea mi mensaje perdió fuerza, se deberían dar otras condiciones para yo continuar una huelga de hambre”.
Cuando terminó su comparecencia sus amigos y paisanos se acercaron a abrazarle, alegres porque ya no temen por su salud, y sobre todo porque Juan Tomás Ávila ha sido un poderoso punto de inflexión en la lucha contra la dictadura de Teodoro Obiang y porque ahora más que ayer, somos más conscientes de que en África, Guinea Ecuatorial ansía su libertad.
GARA SANTANA
(Fuente: Guinguinbali, 18-02-11)