El presidente Goodluck Jonathan suspendió del cargo al presidente del Banco Central y nombró a su vicepresidente como sucesor interino. Lamido Sanusi, cuyo mandato expiraba en junio, estuvo en el epicentro de un “terremoto” político y financiero hace algunos meses, cuando denunció a la Nigerian National Petroleum Corporation (NNPC), la petrolera estatal, por un faltante de 13 mil millones de dólares en los ingresos recibidos por la venta de petróleo desde el comienzo del año.
La NNPC afirma que le pagó al gobierno 20 millones de dólares entre enero y agosto derivados de la venta de crudo, pero en la documentación presentada por Sanusi ante el Parlamento resulta que en las arcas del Estado sólo había siete. Tan pronto como la noticia se volvió de conocimiento pública, la Naira (moneda nigeriana) bajó casi un 1% con respecto al dólar en los mercados internacionales de valores.
En una declaración emitida por el portavoz presidencial, Sanusi es acusado de tener un comportamiento “caracterizado por varios actos de imprudencia financiera… incoherentes con la visión de la administración de un Banco Central, de acuerdo con los valores fundamentales de la administración económica”.
El ex presidente, quien ayudó a alimentar una percepción generalizada de corrupción en el sector petrolero, también advirtió sobre la mala gestión de las finanzas, que está reduciendo rápidamente las reservas de moneda extranjera en las arcas del Estado, que son necesarias para respaldar la moneda nacional.
Sanusi, quien cuenta con una larga trayectoria en el sector económico y financiero, en 2010 fue calificado como el mejor presidente de los Bancos Centrales por la revista “The Banker”, una de las más conocidas a nivel internacional. El proceso de reformas del sistema financiero de Nigeria, que fue puesto en marcha durante su presidencia, fue bautizado como el “Tsunami Sanusi” debido a una serie de intervenciones que permitieron arreglar los desmanejos de una mala gestión de cinco grandes bancos nacionales.
MISNA