Israel planea forzar a decenas de miles de migrantes africanos a abandonar el país en los próximos tres meses al amenazar con arrestar a los que se quedan, informó el primer ministro Benjamin Netanyahu. Según el plan, unos 38.000 migrantes que ingresaron ilegalmente a Israel, principalmente eritreos y sudaneses, tendrán hasta fines de marzo para partir.
Cada uno recibirá un billete de avión y 2.900 euros para hacerlo. Después de marzo, esta cantidad disminuirá y los que continúen negándose a ir se enfrentarán al arresto.
Holot, una instalación abierta en el desierto del sur de Israel que puede albergar a 1.200 inmigrantes a los que se les permite ir a trabajar durante el día, también se cerrará.
Cuando el plan se anunció por primera vez en noviembre, la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados expresó su preocupación.
Netanyahu defendió el plan cuando habló de ello antes de una reunión de gabinete: «Todos los países deben mantener sus fronteras, y proteger las fronteras de la infiltración ilegal es a la vez un derecho y un deber básico de un estado soberano».
Israel reconoce tácitamente podría ser pelegroso retornar a los sudaneses y eritreos a sus países de origen, por lo que ha firmado acuerdos con Ruanda y Uganda, que acuerdan aceptar a los migrantes con la condición de que acepten el acuerdo.
Los inmigrantes comenzaron a llegar en grandes cantidades a través de la frontera porosa entre Israel y la península del Sinaí en Egipto en 2007, cuando casi 5.000 ingresaron en el país, según cifras del Ministerio del Interior. Desde entonces, el gobierno ha completado el cercado de fronteras y el despliegue de sensores electrónicos. En los primeros seis meses del año pasado, nadie logró cruzar.
Con los años, los atrapados en la frontera egipcia fueron detenidos en las cárceles del desierto de Negev en el sur de Israel. Al liberarles se les dieron billetes de autobús a Tel Aviv, llegando a la estación central de autobuses en el lado sur de la ciudad. Los residentes israelíes del sur de Tel Aviv se han quejado durante mucho tiempo de su presencia y los políticos de derecha se han comprometido a atender las llamadas para expulsarlos, a menudo con duras retóricas. Durante una visita en agosto, Netanyahu se comprometió a hacer «regresar al sur de Tel Aviv a los ciudadanos de Israel» y agregó que los africanos «no eran refugiados sino infiltrados ilegales».
Fuente: Modern Ghana
[Traducción, Muriel balda Aspiazu]
[Fundación Sur]
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