Inteligencia intercultural: salvando el etnocentrismo empresarial, por José Julio Martín Sacristán

3/05/2012 | Bitácora africana

Hacer negocios en otros países exige ser conscientes de la existencia de una brecha cultural. En la interactuación internacional se debe cultivar la “inteligencia cultural” con el objetivo de eliminar cualquier criterio de auto-referencia, esto es, de referencia inconsciente a los propios valores culturales. Éste es el elemento que radica en la raíz de los principales problemas en los negocios internacionales. Éste es el primer obstáculo que conviene salvar: el etnocentrismo empresarial.

En Recursos Humanos se intenta superar el obstáculo de este etnocentrismo empresarial recurriendo a estrategias que se revelan erróneas, en tanto sólo pretenden tratar los síntomas, esto es, dar fluidez a las interacciones interculturales para favorecer los negocios internacionales. Así se emplean dos estrategias puramente estéticas que pretenden ocultar el etnocentrismo empresarial con argumentos ‘razonables’, que, a la larga, sólo sirven para reforzar y perpetuar el problema: la teoría de la convergencia y el pragmatismo cultural.

1. Teoría de la convergencia o la supresión de las diferencias culturales

Sostiene que todas las culturas convergen hacia una norma común, con la asistencia de fenómenos tales como la globalización, las redes sociales trasnacionales y la estandarización de los medios de comunicación social y del consumo. En otras palabras, todas las culturas se están moviendo hacia un punto de similitud, debido a la exposición a un conjunto de normas ‘universales’.

Se trata de una teoría muy difundida en el ámbito empresarial, en el que impera la convicción de “los negocios son los negocios, aquí y en Pekín”. Naturalmente, lo que se espera de los demás es que se adapten a nuestro modo de entender los negocios. No se reconoce conscientemente, pero esta imposición se realiza desde otra convicción: la de pertenecer a la cultura dominante, que es la que establece la norma para la conducta empresarial, por lo que es de esperar que sean los otros quienes se adapten, quienes emulen esa cultura dominante, quienes “sean como nosotros”.

Si bien en el mercado internacional los procedimientos llevan a cabo un proceso de estandarización universal, el abuso de este enfoque puede ser percibido por nuestro interlocutor en los negocios como insensible. El continuo desprecio, la falta de respeto a las diferencias culturales interfiere en estos negocios, generando una pérdida de oportunidades en un momento, el de esta crisis económica, especialmente crucial.

2. Salvando obstáculos con el pragmatismo cultural

Esta teoría propone conocer las diferencias culturales con un único objetivo: hacer lo que dicta la otra cultura hasta la finalización de los negocios. En pocas palabras: “Donde fueres, haz lo que vieres.” Se elaboran así listas con todo lo que los gerentes internacionales necesitan saber acerca de un país o cultura en particular. Se identifican y aprenden algunas de las dimensiones clave de las diferencias culturales y la forma en que se manifiestan en los negocios, como saludos, gestos, protocolo, etc. Y todo esto se pone en práctica sobre el conocimiento de que la interacción positiva con la cultura extranjera conlleva beneficios estratégicos en la realización y resolución de los negocios.

Este enfoque, que parece muy pragmático, en el fondo no lo es: el conocimiento descontextualizado sirve sólo para crear una lista de generalizaciones y estereotipos. Es del todo imposible captar la esencia sutil de cualquier cultura a partir del detalle de una serie de prohibiciones y obligaciones. No se puede crear una lista exhaustiva de las diferencias y similitudes entre las culturas y, en cualquier caso, no sería garantía de una interacción económica exitosa, en tanto las claves culturales no son normativas (no obligan a los individuos de esa cultura a cumplirlas a rajatabla), sino puramente indicativas.

Mi propuesta educativa: crecer en “inteligencia intercultural”

Llegar a ser interculturalmente inteligente implica habilidad y flexibilidad en la comprensión tanto de la propia cultura como de la ajena. Se aprende de otra cultura interactuando con ella continua y gradualmente, remodelando nuestro pensamiento para ser más empáticos y ajustando nuestro comportamiento para adecuarlo a las interacciones interculturales que se planteen.

Éste es un enfoque holístico de interacciones interculturales, destinado a obtener las habilidades, competencias, conocimientos y comportamientos necesarios que aseguren el éxito en los encuentros interculturales. Llegar a ser interculturalmente inteligente permite a cualquier persona integrar la información relevante acerca de una cultura según su propio marco de referencia.

Original en África Factor Humano

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