Inteligencia Competitiva: ensalada de pelos y piel, por José Julio Martín Sacristán

23/04/2012 | Bitácora africana

La Feria IMEX (Impulso Exterior), la primera Feria de Negocio Internacional y de Comercio Exterior que se celebra en España, presenta su 10ª edición los días 25 y 26 de abril. IMEX 2012 ofrece una amplia oferta de productos y servicios necesarios para la internacionalización de las empresas. Una mesa redonda que merece toda la atención ofrece el debate: “La Inteligencia Competitiva, útil herramienta en la internacionalización empresarial.”

Generalmente relacionada con el mundo del espionaje industrial y recientemente acuñada, la expresión Inteligencia Competitiva en su relación con el mundo de los negocios es, en realidad, tan antigua como la historia del comercio. Inteligencia Competitiva es el proceso de obtención, análisis, e interpretación de la información relevante que es necesaria para la toma de decisiones. El valor estratégico de una buena inteligencia competitiva se suele plasmar en el DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades) empresarial.

Eso sí: en un mundo tan cambiante, la información necesita estar permanentemente actualizada. Las empresas precisan conocer de antemano los factores críticos de la vida política, social y económica, para estar preparadas y adelantarse a la competencia tanto en las oportunidades de nuevos mercados emergentes como en el descubrimiento de los nichos comerciales. Una buena Inteligencia Competitiva es también la que revela la emergencia de una posible inestabilidad regional.

Una buena Inteligencia Competitiva, además, identifica y analiza la interconexión y complejidad de las estructuras geográficas, histórico-culturales, económicas, políticas y sociales: conocer cómo funciona esta interactuación permite predecir la forma en que un país, región, grupo o empresa puede actuar en virtud de incentivos, influencias, presiones u oportunidades, tanto externas como internas. Se tiende a considerar como única información aquella directamente relacionada con los productos o servicios a ofrecer (índices financieros, precios, tendencias de mercado, estrategias de la competencia…), pero ignorar los factores socio-culturales suele acarrear la pérdida de grandes oportunidades; suele guiar a la boca del lobo.

En 1997, una empresa italiana se empeñó en vender aceite de oliva en Tanzania e hizo todo lo posible a nivel de marketing para situarse en el mercado. Todos sus esfuerzos fueron dirigidos a los expatriados que trabajaban en Dar es Salaam y Arusha así como a los tanzanos pudientes para los que el consumo de este aceite sirviera para marcar su estatus social. No consiguieron grandes ventas. Diez años más tarde otra empresa asoció el aceite de oliva al concepto Belleza: lo envasó en botes de 100 ml. y lo ubicó en el área de cosméticos. Las importaciones de este producto se multiplicaron por 10 en 2007. A día de hoy, los tanzanos continúan comprándolo de forma habitual para tratarse el pelo y la piel. Para ellos no hay nada más atractivo que un cabello brillante y una dermis reluciente rebosante de aceite de oliva.

Conoce a tus clientes y ellos te lo agradecerán.

Original en : África Factor Humano

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