El 1 de octubre salió por fin a la luz el esperado informe de Naciones Unidas sobre violaciones de derechos humanos en la República Democrática del Congo. Me he tomado la molestia de leer sus 600 páginas y creo que está hecho con rigor documental: cubre el periodo de 1993 a 2003, se ha entrevistado a unas 1.700 personas durante un periodo de siete meses. Se puede leer en francés y en inglés, en
http://www.ohchr.org/EN/Countries/AfricaRegion/Pages/RDCProjetMapping.aspx. Les aviso que es muy duro de leer y que hay páginas que ponen los pelos de punta. Aún así, sólo se recoge una muy pequeña parte del inmenso sufrimiento que causó la muerte al menos a cuatro millones de personas durante el que ha sido el conflicto más sangriento después de la Segunda Guerra Mundial.
El informe en cuestión concluye que bastantes de los actos que describe podrían constituir delito de genocidio y sus responsables ser juzgados por un tribunal internacional, especialmente las matanzas de refugiados hutus en la R D Congo por parte del ejército ruandés. Elaborado por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, su borrador fue filtrado a la prensa a finales de agosto y cuando varios medios publicaron sus conclusiones el gobierno Ruandés que preside Paul Kagame montó en cólera y amenazó a Naciones Unidas con retirar sus algo más de 3.000 efectivos de las misiones de paz de Darfur (Sudán ) y Sudán del Sur si el informe llegaba a publicarse. Eventualmente, Kigali retiró esta amenaza después de que el secretario general de la ONU Ban Ki Moon le visitara en Ruanda a mediados de mes. Otros países, particularmente Uganda, tampoco salen bien parados. Además de matanzas, violaciones, torturas y un sin fin de horrores, se acusa a los ejércitos de estos y otros países de haber reclutado y entrenado a niños soldados y de haber saqueado sistemáticamente las abundantes riquezas naturales del Congo, particularmente oro, diamantes, bauxita, casiterita y el preciado coltán indispensable para la industria electrónica de última generación.
El informe final ha rebajado algo el tono del lenguaje, pero mantiene la acusación de genocidio para el ejército de Ruanda. Siendo así las cosas uno se pregunta cómo Ban Ki Moon tuvo la desfachatez de nombrar a Paul Kagame, responsable últimos de estos desmanes, presidente de la comisión de evaluación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Uno se pregunta también cómo este individuo ha podido pasearse por lugares como Estados Unidos, Japón, Inglaterra, Alemania y otros recibiendo reconocimientos internacionales por sus esfuerzos por la paz y el desarrollo. ¿Es que nadie sabía lo que el ejército dirigido por esta persona hacía contra la población civil del Congo? Yo, personalmente, vuelvo a reafirmarme en dos de las sospechas que me han acompañado desde hace muchos años: que un muerto africano no tiene, ni remotamente, la misma categoría que un muerto occidental, ni se le concede la misma atención; y que el hecho de que Ruanda sea hoy el centro más importante de paso de minerales estratégicos hacia el mundo desarrollado explica que todo el mundo haya mirado para otra parte mientras sus tropas asesinaban a mansalva. A mi, personalmente, el informe no he me ha sorprendido. He estado dos veces en la región del Kivu en el Congo y una vez en Ruanda, y en todas estas ocasiones encontré bastantes personas que me contaron historias muy parecidas a las que se relatan en el informe.
Hoy me quedo, además, con otro muy mal sabor de boca: comprobar que, con una excepción, la prensa de España no dedica ni dos líneas a la publicación de este informe. Si los muertos hubieran sido de los Balcanes o de Oriente Medio, por ejemplo, otro gallo cantaría. No sé si se han fijado ustedes, pero no durante los dos o tres últimos años vengo observando que sólo hay dos cosas de África que parecen interesar a los medios de comunicación españoles: la primera es el problema de los piratas en Somalia, y la segunda es el secuestro de ciudadanos europeos en países del Sahel a manos de la rama de Al Qaeda que opera allí. Es decir, volvemos a lo de siempre: África es noticia cuando hay blancos de por medio, muy especialmente cuando nuestra seguridad o nuestros negocios están en juego. De lo contrario, ya pueden los africanos morir a millones que a nosotros nos interesa muy poco. Espero que llegue un día en que esta manera de gestionar la información cambie por completo.