Guinea, el primer país del África Subsahariana en lograr la independencia de Francia, conmemora hoy los 50 años de su autonomía envueltos en el kaos económico, político y social.
El programa de fiestas incluye un carnaval de movilizaicón y sensibilizacióln, además de fuegos artificiales y el tradicional desfile de fuerzas armadas de la nación.
Guinea, que se negó a formar parte de la Comunidad Franco-Africana promovida por el general De Gaulle, celebra hoy su independencia envuelta en la corrupción y la pobreza.
Lejos quedan las palabras de Ahmed Sékou Touré pidiendo ante De Gaulle la independiencia inmediata de Guinea: «Preferimos la pobreza en libertad, que la riqueza en la esclavitud», había pronunciado el jóven lider político.
La que fuera la colonia más productiva del imperio francés, hoy es uno de los países más pobres del mundo. Pese a su enorme riqueza en recursos naturales (bauxita, hierro y huranio), sus índices de pobreza la sitúan en el puesto 160 de los 177 países que forman la lista de Índice de Desarrollo Humano del Programa de la ONU para el Desarrollo Humano (PNUD).
El cólera es endémico en las grandes ciudad, uno de cada dos habitantes tiene acceso a agua potable, las tasas de alfabetización en adultos son solo del 30%, y la esperanza de vida de un guineano es de 54 años.
¿Que hemos hecho en estos 50 años de independencia? Se pregunta Djibril Tamsir Niane, historiador y escritor guineano
Desde el punto de vista político Guinea nunca ha tenido elecciones libres, y ha estado liderado con mano férrea por dictadores.
Durante los 26 años de Sékou Touré en el poder, 50.000 personas desaparecieron misteriosamente y otros cientos de miles se exiliaron huyendo de la fuerte represión.
Hoy cualquier alteración del órden puede ser duramente reprimida en el país. Según la ONG International Crisis Group el principal problema de Guinea es el presidente Lansana Conté y su Clan. «Su visión militar y depredadora en el ejercicio de su poder es anacrónica» añade esta organización.
(AFP, Guinea, 02/10/08 )
