Guinea – Bissau: El último golpe de estado del 12 de abril , por Antonio Molina

24/05/2012 | Bitácora africana

La historia de la Guinea-Bissau es un ejemplo de estado fallido en África.
Está marcada desde su independencia, el 10 de septiembre de 1974, por sucesivos golpes de Estado, casi todos protagonizados por los militares.

Para hacer memoria solamente, mencionaré los años en que hubo golpe: En 1980 – 1985 – 1993 – 1999 – 2003 – 2008 – 2009 – 2010 – 2011 y 2012. Como vemos, al principio de la independencia tenemos cinco períodos en que los gobiernos permanecían en el poder una media de entre 5 y 6 años. Pero a partir de 2008, cada año tiene su golpe de Estado fallido o logrado, con frecuencia acompañado de violencias políticas y asesinatos.

El año pasado, al hablar en nuestro programa del golpe militar, insistíamos por un lado en la configuración geográfica del país, dividido entre la parte continental, encajada entre Gambia y la Guinea – Conakry y las 19 islas repartidas en el Océano Atlántico, más o menos cerca de la costa.

También explicamos entonces, que Guinea – Bissau se ha convertido en la mayor plataforma del tráfico de drogas entre América del Sur y Europa.

PAPEL DEL EJÉRCITO

Los militares son considerados el principal factor de inestabilidad del país. Parece que las conspiraciones y las intentonas de golpes son su mayor diversión. Los motines del ejército tienen mucho que ver con las actividades de los cárteles de los narcotraficantes y sus rivalidades.
De hecho, el almirante Bubo Na Tchuto, caído en desgracia, cuyas conexiones con los cárteles de la droga eran probadas, -al menos para las autoridades del anterior régimen – se había aproximado últimamente a un sector del ejército. Este alto mando de gran influencia en los círculos militares, había estado moviendo los cordeles de las marionetas entre bastidores, Algunos generales implicados en el narcotráfico, temían que el ex primer ministro llegase a ser presidente, pues en ese caso se “ocuparía” de ellos.

Gomes Junior había colocado como su primera prioridad la reforma del ejército corrupto, con un número de efectivos desproporcionado: 12.000 soldados para una población de 1.600.000 habitantes. Ya en 2006, se inició esta reforma para reducir el número de militares a 3.000. Este mini ejército estaría mejor entrenado y organizado, con salarios dignos, para evitar el contagio de la droga. Ignoramos porqué este proyecto fue entorpecido por la Unión Europea.

Resumiendo, podemos decir que los mandos militares están involucrados en estos últimos años en asesinatos, delitos de corrupción, intentos de golpes de Estado y tráfico de drogas. Pasar a esta “gentuza” a la reserva es crucial, pero si pierden el mando, se ven expuestos a procesos y eventuales sanciones. La impunidad es la norma: Los asesinatos de los generales Verissimo Correa Scabra , en 2004 y Tagmé na Waie en 2009, así como del presidente Joâo Bernardo Vieira también en 2009, están sin esclarecer.


EL ÚLTIMO GOLPE

El proceso electoral que debería haber concluido el 29 de abril, con la segunda vuelta de las elecciones presidenciales se vio interrumpido al ser detenidos el jefe del gobierno, general Turé Kuruma y sus cómplices. Desde hacía semanas la situación en Guinea – Bissau era tensa. En enero pasado falleció por enfermedad, Malam Bacai Sanha, jefe del Estado.

Después de la primera vuelta de los comicios, el 18 de marzo, surgió la contestación de los resultados por presuntos fraudes electorales. La población estaba alarmada por causa de la intransigencia de los opositores al PAIGC y a su candidato presidencial, Gomes Junior, que obtuvo en la primera vuelta 48,97% de los votos y debía enfrentarse en la segunda vuelta al ex mandatario Kumba Yala, candidato del Partido para la Renovación Social (PRS), que logró sólo 23,26% de los sufragios. Resultados proclamados por la Comisión Nacional Electoral y ratificados por el Tribunal Supremo.

Los observadores internacionales de la CEDEAO (Comunidad Económica de los Estados de África Occidental) y de la Unión Africana (UA) así como los de la CPLP (Comunidad de Países de Lengua Portuguesa) aceptaron el veredicto del tribunal Supremo, pero cinco de los nueve candidatos denunciaron posibles fraudes electorales y rechazaron los resultados.
Los contestatarios, entre ellos Kumba Yale, exigían un censo biométrico de los electores. Además rechazaban al presidente de la Guinea – Conakry, Alpha Condé, designado por la CEDEAO como mediador en la crisis, que amenazaba una vez más la estabilidad del país.

El ejército mostró su descontento con el asesinato del coronel Samba Diallo, ex jefe de los Servicios Secretos del Ejército y próximo de Carlos Gomes. Fue disparado en plena calle. Pocas horas después, el ex jefe del estado mayor de la Armada, almirante Zamora Induta, se refugió en la sede de la Unión Europea en Bissau, la capital, “por razones de seguridad”.

DOBLE JUEGO DE KUMBA YALA

En las elecciones de 2005 reconoció su derrota con esta frase:”He ganado las elecciones, pero en interés de la paz y de la nación, acepto los resultados.” En marzo pasado, la ciudadanía esperaba un gesto semejante, que no se produjo. Es más, su postura se radicalizó. Tras el anuncio de la apertura de la campaña para la segunda vuelta, amenazó: “Cualquiera que se atreva a hacer campaña asumirá la responsabilidad de todo lo que ocurra.” Este político no ignora ninguno de los métodos expeditivos para tomar el poder y cuando él lo juzga necesario no duda en utilizar la violencia. Su mayor baza son los oficiales de su etnia – los balantes – que representa un cuarto del total de la población.

DESPLIEGUE DE UNA MISIÓN DE LA CEDEAO

El 14 de mayo se celebró una reunión de los jefes de Defensa de los países de la CEDEAO, en Abuja (Nigeria) para impulsar la restauración del orden constitucional en el país. En su comunicado se recuerda que los líderes de la cumbre de Abiyán, Costa de Marfil, el 26 de abril y en Dakar, Senegal, el 3 de mayo, autorizaron el despliegue de contingentes de la fuerza de reserva de la CEDEAO. Según este comunicado, los 629 soldados de la misión CEDEAO tienen como cometido relevar al personal militar angoleño, apoyar la restauración del gobierno constitucional, dar seguridad a las personas VIP y garantizar la libertad de movimiento a las agencias humanitarias, de cara a la reforma planeada del sector de la Seguridad. Según acuerdo firmado por los países de la región, este contingente debe estar compuesto por policías, unidades motorizadas y equipos de construcción, así como apoyo hospitalario.

CONCLUSIÓN

Llama la atención constatar la tardanza de la CEDEAO, que no actuó con la misma rapidez que en la crisis del Malí, imponiendo sanciones diplomáticas y económicas para obligar a los golpistas a entregar el poder a un Gobierno Civil.

¿Hasta el año que viene? Esperemos que no.

Autor

  • Antonio José Molina Molina nació en Murcia en 1932. Desde 1955 es Misionero de África, Padre Blanco, y ya desde antes ha estado trabajando en, por y para África. Apasionado de la radio, como él relata en sus crónicas desde sus primeros pasos en el continente africano, "siempre tuve una radio pequeña en mi mochila para escuchar las noticias". Durante septiembre 2002, regresa a Madrid como colaborador del CIDAF. En octubre de 2005 aceptó los cargos de secretario general de la Fundación Sur y director de su departamento África. Antonio Molina pertenece -como él mismo dice- a la "brigada volante de los Misioneros de África", siempre con la maleta preparada... mientras el cuerpo aguante.

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