Guinea Bissau elegirá a su nuevo presidente el día 18 de marzo, una prueba clave para este estado frágil en el que un poderoso ejército ha combatido violentamente cualquier reforma, y en el que los cárteles de tráfico de cocaína han echado sus raíces.
Las elecciones tienen lugar después de la muerte de su líder, Malam Bacai Sanha, tras una larga enfermedad, y son nueve los candidatos que optan a ocupar su puesto. Unas 579.000 personas se han registrado para votar.
La ex colonia portuguesa del África occidental es la única nación de la región que ha logrado su independencia por medio de la fuerza militar, y desde 1974, el ejército y el estado han estado en constante y a menudo mortal competición.
Esto ha llevado a una inestabilidad crónica y a un estado disfuncional que, con su porosa costa y un archipiélago de islas, es un terreno abonado para los cárteles de la droga latinoamericanos, que buscan un escondite desde el que enviar su droga a Europa.
Guinea Bissau nunca ha tenido un presidente que haya terminado su mandato en el cargo. Tres han sido derrocados por golpe de estado, uno fue asesinado por el ejército, y el último, Sanha, murió a mitad de su primer mandato. Un levantamiento militar en 1998, llevó a una breve pero sangrienta guerra civil.
“hay fuertes tensiones entre el gobierno civil y el ejército. Todos los intentos de reformas han fracasado y han creado tensión política”, afirma Vincent Foucher, de International Crisis Group, de Dakar.
El ejército que ha quedado después de la guerra de la independencia, se eleva a unos 10.000 soldados, para un país de 1.6 millones de habitantes, y controla alrededor del 10 % del presupuesto nacional, más que la educación o la sanidad.
El candidato menos malo
El revuelo político más reciente en el país comenzó en 2009, cuando el jefe del ejército fue asesinado, con una bomba controlada remotamente en su oficina, después se produjo el asesinato del presidente Joao Bernardo Vieira, en lo que parece que fue un acto de venganza.
El 10 de abril de 2010, un motín militar provocó que el entonces primer ministro, Carlos Gomes Junior, fuera secuestrado por el jefe segundo del ejército, Antonio Indja, quien se auto declaró jefe del ejército.
El motín también provocó la vuelta del ex jefe de la marina, Jose Américo Bubo Na Tchuto, que Estados Unidos considera un capo de la droga, fugitivo desde hace mucho tiempo, por un anterior intento de golpe de estado.
Ambos hombres fueron nombrados después para sus respectivos puestos, haciendo que la Unión Europea y los Estados Unidos suspendieran la ayuda tan crucial para el presupuesto de la nación y de apoyo a las reformas en el sector de la seguridad.
Tchuto ha estado arrestado desde entonces por su papel en un ataque a un cuartel militar el 26 de diciembre de 2011, descrito por el régimen como un intento de golpe de estado fallido, durante el cual Gomes se refugió en la embajada de Angola.
El país que también es de habla portuguesa, Angola, es una poderosa influencia, suministrando soldados, un montón de dinero y asistencia militar”, según Foucher.
Esto ha preocupado al ejército ya que el estado cada vez depende más de tropas extranjeras.
Gomes, que dimitió como primer ministro para presentarse a las elecciones, es el candidato favorito, a pesar de ser impopular entre algunos miembros de su partido y del ejército, que quiere reformar.
Foucher dice que Gomes, de 62 años, es considerado por la comunidad internacional como el candidato “menos malo”.
Inestabilidad
Unas elecciones pacíficas son cruciales para Angola, rica en petróleo y sus planes de inversión, igual que para los donantes, que esperan que el país se estabilice.
También se presenta el ex presidente Kumba Yala, de 59 años, cuyo régimen, entre 2000-2003. Estuvo marcado por la estabilidad, y que fue derrocado por un golpe de estado.
El candidato independiente, Henrique Rosa, de 66 años, que fue presidente de la transición en 2004-2005, y obtuvo el 24 % de los votos en las últimas elecciones, también se presenta, al igual que el también independiente, Serifo Nhamadjo, que antes era del partido gobernante.
El desarrollo es el gran reto de este país que no es capaz de dar una sanidad y una educación decente, y que tiene una economía muy débil.
La principal fuente de ingresos es la producción de anacardos, seguida de la pesca, y el país depende de la ayuda internacional para pagar los salarios de los funcionarios y las fuerzas armadas.
Y además está el tráfico de cocaína en el que, según las Naciones Unidas, están implicados tanto a altos cargos del ejército como del gobierno.
(NEWS 24, 15-03-12)