Después de 92 días apartado de su puesto, el presidente de Nigeria, Umaru Yar’Adua, dio la sorpresa y regresó a Abuja a primera hora del día 24 de febrero. El presidente ha pasado los últimos tres meses en tratamiento médico en Arabia Saudí, causando una crisis constitucional en el país. Yar’Adua llegó en una ambulancia aérea sobre las 2 de la madrugada y conducido por un gran convoy hasta la casa de gobierno, Aso Rock.
Soldados y otros agentes de seguridad apartaron a los periodistas y montaron una vigilancia en el aeropuerto y a lo largo de toda la ruta.
Yar’Adua llegó en una ambulancia aérea, junto con sus médicos, mientras que los miembros de su familia fueron trasladados en otro avión.
Una delegación de ministros nigerianos acudió a Arabia Saudí el día 22 de febrero, aparentemente para conocer mejor el estado de salud del presidente y se esperaba que informasen al Consejo Ejecutivo Federal en la reunión del mismo día 24.
No se ha dado información sobre el estado de salud del presidente ni se han dado detalles de sus condiciones, desde que abandonó Nigeria, en noviembre del año pasado, para recibir tratamiento médico por una pericarditis, una inflamación de la membrana que rodea el corazón.
La prolongada ausencia de Yar’Adua creó una crisis constitucional y provocó las protestas de los nigerianos, algunos de los cuales pedían su dimisión, especialmente desde que no cumplió con el requisito constitucional de transmitir una carta a la Asamblea Nacional informando de su ausencia y traspasando los poderes al vicepresidente, para actuar en su lugar.
La situación amenazó con paralizar el gobierno hasta que la Asamblea Nacional instauró al vicepresidente, como presidente en funciones, el pasado 9 de febrero.
Las señales de que el presidente regresaba al país se hicieron obvias el día 23 en Abuja, cuando aumentó la vigilancia de las fuerzas de seguridad en el aeropuerto.
Algunos gobernadores que estaban en la capital para un evento u otro, especialmente para la Conferencia Nigeriana de Petróleo y Gas, cambiaron su itinerario y se han quedado en la capital en lugar de regresar a sus estados. Algunos incluso llamaron a sus compañeros que no estaban en Abuja, para que acudieran a la capital federal.
(The Guardian, Nigeria, 24-02-10)