Los intentos del Primer Ministro Británico, Gordon Brown, de usar la cumbre de los líderes del G-8, para hacer campaña para pedir que se tomen medidas más duras contra Zimbabue, corren el peligro de quedar en la sombra ante las afirmaciones de que Gran Bretaña está obligando a 11.000 zimbabuenses que piden refugio en el país, a elegir entre la indigencia o la vuelta a su país, con la posibilidad de enfrentarse a torturas o a la muerte.
Algunas cartas llegadas al periódico ‘The Obserber’ aseguran que la Oficina de Asuntos internos de Gran Bretaña, sigue denegando a los zimbabuenses el asilo político y obligándoles a volver a su país, a pesar de la violencia que asola el país.
En Harare, el Presidente de Suráfrica, Thabo Mbeki, negociador de la crisis de Zimbabue, se reunió con el Presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, y los líderes de la oposición que se retiraron de las elecciones. Mbeki mantuvo una breve discusión con Mugabe, cuya victoria en las elecciones el mes pasado fue rechazada por el líder de la oposición, Morgan Tsvangirai, y su partido, el Movimiento para el Cambio Democrático, MDC.
Una de estas cartas de expulsión que se envió a finales de mayo a un miembro del MDC, exiliado en Londres, decía textualmente “el apoyo que se le había dado ha sido suspendido,…, tenga en cuenta que no tiene derecho a apelar esta decisión, …, usted debe abandonar inmediatamente el Reino Unido”.
Una carta similar le ha sido enviada a cientos de refugiados zimbabuenses durante los últimos meses, según la directora ejecutiva del Consejo de Refugiados, “estas cartas son vergonzosas, es horrible que el Gobierno siga obligando a los zimbabuenses a volver a su país, especialmente bajo las circunstancias actuales, y básicamente, dejándoles que se mueran de hambre si no lo hacen”.
John Waite, copresidente de la comisión independiente de asilo, describe la actitud de su Gobierno como vergonzosa y añade “los líderes de nuestro país han condenado públicamente el régimen de Mugabe, pero tal vez debieran mirar un poco más cerca de sus casas, a los miles de zimbabuenses que han solicitado asilo político y se les ha denegado, dejados en un limbo legal, en el que no pueden trabajar, y se ven privados de todo bienestar y de la posibilidad de volver a sus casas. Si los propios ingleses escuchasen los testimonios que nosotros estamos escuchando, se avegonzarían”.
Gran Bretaña ha pedido a los países del G-8 que no reconozcan la re-elección de Mugabe y que impongan medidas de sanción aún más duras sobre el régimen del país. Pero para los activistas defensores de los refugiados, estos gestos políticos son contradictorios, “hay una desconexión entre lo que dice el Gobierno y los que lleva a la práctica con su política de inmigración”, la oficina de Asuntos internos tiene a un montón de abogados carísimos intentando deportar a los activistas de la oposición de Zimbabue”.
(The Guardian, Tanzania, 07-07-08)
