Cuando la ambición del poder por controlar las riquezas del planeta prevalece sobre el respeto a la vida y dignidad de los seres humanos, empujamos a los pueblos de la tierra hacia el abismo de la deshumanización.
Vemos signos de necedad y de arrogancia en varios dictadores, tanto en el hemisferio norte como en el sur global, al atreverse a invadir naciones vecinas para controlar y saquear sus bienes.
Hoy miramos a la región de los grandes lagos: República Democrática del Congo (RDC), Sudán, Sudán del Sur, Uganda, Ruanda y Burundi, donde se enfrentan, en guerras fratricidas, los dictadores regionales, apoyados por otros dictadores poderosos del exterior. Nos centramos particularmente en la rica región del Kivu Norte y Sur, en la RDC, donde Ruanda, junto con Uganda, armados por varios gobiernos poderosos de la UE y de los EE. UU., han tomado grandes espacios de tierra y localidades por medio del M 23 y otros grupos armados como la Alianza Río Congo (AFC), para seguir bajo el dominio, ocupación inmediata y saqueo por parte de Ruanda, Uganda y otros países.
Los rebeldes de M23 dicen haber tomado el control de la ciudad de Goma, en el este de la RDC, aunque el gobierno lo ha negado. Los residentes compartieron vídeos de rebeldes del M23 patrullando las calles principales de Goma después de un avance relámpago contra el ejército congoleño el domingo 26 de enero, que vio a decenas de miles de personas huyendo de la ciudad.
Después de horas de disparos y explosiones en las calles de Goma, donde viven más de un millón de personas, los medios locales informan que todo está más tranquilo. Esto ocurre horas después de que el ministro de Asuntos Exteriores de la RDC acusara a la vecina Ruanda de declarar la guerra enviando sus tropas a la frontera para apoyar al M23. Ruanda, no niega respaldar al M23, pero acusa a las autoridades congoleñas de apoyar a las milicias que buscan derrocar al gobierno en Kigali.
Kenia ha pedido un alto el fuego y ha anunciado que los presidentes de la RDC y Ruanda asistirán a una cumbre regional de emergencia en los próximos dos días. El presidente de Kenia, William Ruto, actual presidente de la Comunidad de África Oriental, dijo que los líderes regionales debían ayudar a facilitar una solución pacífica al conflicto.
El grupo M23 ha tomado el control de vastas zonas del este de la RDC, ricas en minerales, desde 2021. En las últimas semanas, el grupo ha avanzado rápidamente hacia Goma en medio de intensos combates.
La agencia de refugiados de la ONU informa que desde principios de 2025 más de 400.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en las provincias del Kivu, cerca de la frontera con Ruanda. Las carreteras principales que rodean Goma están bloqueadas y el aeropuerto de la ciudad ya no puede utilizarse para la evacuación y las labores humanitarias, según ha informado la ONU.
Los rebeldes habían ordenado a los soldados que entregaran sus armas en un plazo de 48 horas que terminó temprano el lunes. Las fuerzas de paz de la ONU informaron que algunos soldados congoleños habían entregado sus armas de fuego antes de la fecha límite.
Guterres, en un comunicado a través de su portavoz, pidió a Ruanda que «deje de apoyar al M23 y se retire del territorio de la RDC«. También pidió al M23 que «cese de inmediato todas las acciones hostiles y se retire de las zonas ocupadas«. Esto se produce después de que 13 soldados que prestaban servicio en las fuerzas de paz murieran en enfrentamientos con los rebeldes.
El Reino Unido ha pedido que se ponga fin a los ataques a las fuerzas de paz, mientras que el representante de Francia ante la ONU, Nicolas de Rivière, reiteró el llamamiento de Guterres a Ruanda para que retire sus tropas de la RDC.
Estos lideres de la ONU hablan claramente y con sentido común, mientras que los gobiernos y empresarios involucrados en el saqueo cruel de los minerales del Kivu guardan silencio porque son cómplices en el saqueo de los recursos de la región, sometiendo a millones de personas a sobrevivir sin tierras, casa o trabajo, necesarios para una vida digna y convivencia pacífica.
Semejante opresión de unos, complicidad de muchos y pasividad de gran parte de la sociedad global nos hace a todos corresponsables de esta grave injusticia.
Lázaro Bustince
CIDAF-UCM