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Inicio > REVISTA > Opinión > ![]() Gánsteres como héroes del pueblo
16/12/2021 - A principios de enero de 2021, Durban, la segunda ciudad más grande de Sudáfrica, fue sacudida por el fatal tiroteo del presunto gánster y narcotraficante Yaganathan Pillay, también conocido como Teddy Mafia. Según informes, algunos en su comunidad de Shallcross veneraban a Teddy Mafia como el Robin Hood local. Poco después de su muerte a tiros miembros de la comunidad, algunos de los cuales eran probablemente soldados de Teddy Mafia, se tomaron la justicia por su propia mano al detener a los dos presuntos asesinos, decapitarlos y prender fuego a sus cuerpos a plena luz del día. Unos días después enterraron a Teddy Mafia. La escena que se desarrolló en su funeral reflejó la reverencia de la comunidad por él, con personas alabando su nombre y cantando, "Viva Mafia, Viva" y "Viva, el héroe de la gente". Lo que sucedió en Shallcross es algo que se puede encontrar en todas las áreas plagadas de pandillas de Sudáfrica. Hay muchos líderes de pandillas tipo Teddy Mafia que poseen gran poder e influencia en las comunidades en las que residen. El gansterismo ha existido en Sudáfrica desde principios de la década de 1950. Durante dicha década, las comunidades desfavorecidas de color, indias y negras de clase trabajadora, utilizaron la vigilancia comunitaria como un mecanismo de protección contra las autoridades del apartheid y los grupos criminales que poblaban sus zonas. A medida que los grupos de autodefensas crecieron, los elementos criminales comenzaron a filtrarse a través de sus filas y su enfoque se volvió hacia el crimen organizado. Gradualmente, las personas que salían de las cárceles se fueron infiltrando en los grupos y los grupos de autodefensa se volvieron indistinguibles de las bandas criminales que inicialmente pretendían erradicar.
El drástico aumento de la actividad delictiva desde 1994 se ha visto exacerbado por la falta de una transformación significativa y por las crecientes desigualdades. Entre los factores que continúan contribuyendo al crecimiento y expansión de las pandillas en las comunidades desfavorecidas se incluyen la falta de acceso a oportunidades y trabajo, marginalización y segregación de las comunidades negras y de color; falta de prestación de servicios, pobreza y privaciones y las fallas del sistema judicial y policial. En áreas de Sudáfrica, como los municipios de Cape Flats en Ciudad del Cabo, áreas del norte en Port Elizabeth / Gqeberha y Chatsworth en Durban, por nombrar algunas, se han vuelto famosas por su creciente cultura de pandillas y sus actividades criminales. Los altos niveles de violencia y crimen en municipios como Soweto, en Johannesburgo, y Gugulethu, en Ciudad del Cabo, han sido también relacionados con el gansterismo y el crimen organizado. ¿Cómo y por qué las pandillas y sus líderes son tan poderosos, admirados y / o temidos en sus comunidades? ¿Cómo es posible que tantos ciudadanos de Shallcross se sintieran tan enamorados y en deuda con Teddy Mafia que les pareció necesario defender su nombre y cantar alabanzas en su funeral? ¿Son los gánsteres realmente los héroes del pueblo? Los gánsteres han podido utilizar en su propio beneficio los fracasos del gobierno sudafricano. Desafíos socioeconómicos, pobreza y desigualdad han ayudado a las pandillas a integrarse en las estructuras sociales de sus comunidades y establecerse como estructuras críticas en la provisión de medios financieros, alimentos, oportunidades laborales y otras necesidades para los miembros de la comunidad que luchan por sobrevivir. Ayudando a las comunidades circundantes, las pandillas han podido ganar o comprar el apoyo y la lealtad de sus compañeros miembros de la comunidad. Esto es evidente en la reacción a la muerte de Teddy Mafia en Shallcross y los cánticos de "Viva el héroe del pueblo" en su funeral. Quienes asesinaron a sus presuntos asesinos pueden haber sido sus leales soldados, temerosos miembros de la comunidad o los beneficiarios de su apoyo. Quienes sean, a éstos les ha fallado la sociedad y la transición del país del apartheid a la democracia, y probablemente no tuvieron más remedio que o unirse a su pandilla o aceptar su apoyo. Para algunos, Teddy Mafia fue probablemente un héroe. Pudo haber proporcionado trabajo a miembros desempleados de la comunidad, haber pagado cuotas escolares a aquellos que no podían pagar la escolarización de sus hijos o sus uniformes escolares, o haber comprado comida para los que pasaban hambre. Si hizo esto, fue porque necesitaba el silencio o el apoyo de la comunidad para asegurarse de que sus actividades, "negocios", pudieran continuar sin interrupciones. Sudáfrica no es la única en este sentido. Pablo Escobar, por ejemplo, hizo lo mismo en Colombia, gastando parte de las ganancias de la venta de droga construyendo clínicas, hospitales y hogares para los pobres, así como financiando bancos de alimentos. Hizo esto no solo para mejorar su imagen pública y poner de su lado a las comunidades locales, sino también para dar un paso en la brecha donde el Estado colombiano estaba ausente. Para las personas que viven en las zonas desfavorecidas de Sudáfrica donde operan las pandillas, las opciones de supervivencia son limitadas. Para muchos, salir de estas áreas no es una opción, ya que el traslado requiere recursos que los pobres y vulnerables no tienen. Algunos se oponen a las pandillas y sufren las consecuencias, mientras que otros se sientan en silencio y esperan sobrevivir. Hay también quienes se unen a las pandillas por pura desesperación al no ver otras opciones. El mismo escenario se aplica a las pandillas de prisiones, que utilizan el miedo y la desesperación para obligar a jóvenes vulnerables encarcelados a unirse a las pandillas en prisión. Los líderes de las pandillas son conscientes de los problemas y fracturas de la sociedad sudafricana y explotan todos y cada uno de los desafíos socioeconómicos, políticos y de cualquier otro tipo que enfrentan las comunidades vulnerables. Hacen esto para reclutar miembros o para comprar el apoyo o el silencio de la comunidad. También sobornan a la policía, guardias de prisiones, políticos y funcionarios del gobierno. No debería sorprendernos que estos gánsteres y criminales, que brindan asistencia a sus comunidades, sean vistos como los héroes del pueblo en un país como Sudáfrica. Este es un país donde la gente no confía en los funcionarios del gobierno, la policía o sus ayuntamientos. Este es un país donde los políticos y sus amigos roban o gastan de manera irregular miles de millones de rands cada año, y donde casi nadie paga el precio de la corrupción y el robo. Es el país donde, durante la pandemia, los funcionarios del gobierno roban miles de millones destinados a la lucha contra la COVID-19 y a los pobres.
En todo el mundo, las pandillas se han involucrado en la política local y nacional de muchos países. En Jamaica, por ejemplo, en las últimas décadas líderes de las pandillas han usado sus fondos, poder e influencia para ayudar a los políticos a ganar elecciones. A cambio, los políticos les permiten operar sus "imperios" con impunidad. En otros lugares, los gánsteres han tenido aspiraciones políticas: Escobar, por ejemplo, fue elegido para el congreso colombiano en 1982, aunque se vio obligado a dimitir después de que el ministro de Justicia de Colombia lo llamara públicamente narcotraficante. A pesar de esto, Escobar pudo manejar su negocio de drogas durante muchos años con la ayuda de amenazas, asesinatos y sobornando a autoridades y políticos. Si bien la políticas sudafricanas no están (¡todavía!) al mismo nivel que las políticas colombianas y jamaicanas en este momento, existen vínculos de participación de las pandillas en la política y la vida pública. En 1996, las pandillas de Western Cape formaron una organización llamada Community Outreach Forum (CORE). La organización proclamó estar interesada en la paz pidiendo un compromiso político con las autoridades. CORE exigió, también, que el gobierno protegiera a sus miembros de los ataques de los vigilantes de otra organización, People Against Gangsterism and Drugs. La investigación realizada por la Iniciativa Global contra la Transnational Organised Crime muestra que en Nelson Mandela Bay, de la provincia de Eastern Cape, las pandillas han estado involucradas en la política y en los negocios desde 1994. Las pandillas se han beneficiado de la "licitación empresarial", la obtención de licitaciones y contratos gubernamentales para la provisión de servicios públicos a través de sus negocios formales, a través de sus vínculos con políticos y concejales locales. Caryn Dolley ha escrito sobre la participación de los gánsteres en las políticas sudafricanas. El partido político Patriotic Alliance (PA), por ejemplo, está dirigido por el exgánster Gayton McKenzie. Rashied Staggie, uno de los líderes más prominentes de las pandillas sudafricanas de las últimas tres décadas, fue también miembro de PA antes de ser asesinado. Cada vez que la violencia de las pandillas aumenta en Sudáfrica se pide al ejército que intervenga y ayude a la policía en la lucha contra el gansterismo. Sin embargo, esta no es una solución para la violencia de las pandillas y el crimen organizado en el país. El ejército no está capacitado para intervenciones en comunidades civiles y una “guerra contra las pandillas” nunca ha traído estabilidad y paz en ningún lugar del mundo. Las intervenciones más plausibles incluyen mejoras en la policía y el sistema judicial. Otras intervenciones clave incluyen abordar los desafíos socioeconómicos que enfrentan las comunidades desfavorecidas en Sudáfrica y mejorar los medios de vida de las personas vulnerables. El gobierno debe mejorar la prestación de servicios básicos y el sistema educativo, crear oportunidades de empleo y abordar la planificación espacial del apartheid. Además, el gobierno debe trabajar en estrecha colaboración con aquellos que ya están integrados y trabajando en comunidades vulnerables en todo el país. Esto incluye trabajar con iniciativas y proyectos comunitarios destinados a combatir la delincuencia y la violencia en zonas frecuentadas por pandillas. Muchas de estas organizaciones requieren apoyo y recursos, pero llevan luchando durante muchos años intentando obtener el apoyo del gobierno. Mientras no mejoren las condiciones socioeconómicas y las realidades de millones de sudafricanos vulnerables, seguirán siendo explotados por delincuentes y gánsteres. Es posible que todavía exista una pequeña posibilidad de cambiar el rumbo. Esto requiere una buena gobernanza, la erradicación de la corrupción, una mejor vigilancia policial, un sistema de justicia más eficaz y mejor educación pública, creación de empleo y transformación socioeconómica. Básicamente, todo lo que se ha prometido desde 1994, pero que aún no se ha cumplido. Savo Heleta - @Savo_Heleta y Claire Raga - @Claired_88 Fuente: Africa is a Country - @africasacountry [Traducción, Jesús Esteibarlanda][CIDAF - UCM]
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