Fuerza internacional neutra en la frontera entre RDC y Ruanda: el verdadero problema está en otro lugar

17/07/2012 | Opinión

Para los Estados miembros de la Conferencia Internacional de la región de los Grandes Lagos (CIRGL), reunidos el 11 de julio de 2012 en Addis-Abebba, la estabilización de la parte este de la RDC pasa por la puesta en pie de una fuerza neutra internacional que incluye, además de los países de la sub-región, fuerzas de la ONU y de la UA. Una solución simplista a la vista de la complejidad de la crisis de los Grandes Lagos; crisis en la que los países en conflicto no comparten las mismas motivaciones.

“El asesino –dice un principio muy conocido en criminología– siempre vuelve al lugar del crimen”. En el este de la RDC han surgido nuevas tensiones con la creación del movimiento rebelde M23. Varios informes, de la ONU, de HRW, han reconocido la mano de Ruanda tras la enésima rebelión desencadena en el Kivu Norte. Si bien todavía reina una calma precaria en Ituri, Provincia Oriental, la situación, sin embargo no está totalmente estabilizada. Se ha formado la Coalición de grupos armados de Ituri (COGAI), que es una bomba que podría estallar en cualquier momento.

Mientras la guerra causa estragos en Kivu, el presidente ugandés Museveni opta por convocar una reunión de la CIRGL. Según el comunicado hecho público al término de la reunión, que al parecer duró 16 horas (prueba de la complejidad del tema tratado), la finalidad de la misma era “debatir sobre la situación de seguridad en el este de la RDC a fin de emprender acciones concretas”. Presumiblemente, la reunión ha permitido allanar las diferencias entre la RDC y Ruanda. Los intercambios de posiciones han culminado en la puesta en marcha de una fuerza internacional neutra en la que se incorporarán además de elementos de los países de la CIRGL fuerzas de la ONU, para “erradicar el M23 y las FDLR así como otras fuerzas negativas y garantizar el control y seguridad de las zonas fronterizas”. Hay que subrayar que no se hace mención alguna al apoyo que Ruanda aporta a los rebeldes del M23; la reunión se contenta con señalar que “ningún apoyo debería acordarse a los M23 y FDLR y a otras fuerzas negativas”.

Zonas de sombra

La lectura del comunicado de la reunión de la CIRLG deja un regusto nada tranquilizante respecto de la voluntad de los participantes en aportar una solución duradera. Los miembros de la CIRGL se limitan a una simple condena del M23 mientras que al referirse a las FDLR se hace un llamamiento a “una acción militar inmediata para erradicar esta amenaza”. Un compromiso a dos velocidades; urgencia de la que saca provecho Kigali y espera, para Kinshasa, a la puesta en pie de una fuerza neutra, por lo que el M23 se beneficia de una prórroga. Ello significa que la CIRGL no ha definido claramente el contorno de la fuerza que debe desplegarse en la frontera de los dos países, lo que sin duda retrasará su puesta en marcha.

Sonidos discordantes

Algunos habrían deseado que el encuentro en Addis-Abeba abordara las causas profundas y las motivaciones reales de la situación de inestabilidad permanente de la RDC. El enigma de las tensiones recurrentes se encontraría en las relaciones nada sinceras entre Kigali y Kinshasa. Sus ministros de Exteriores han hecho declaraciones discordantes; mientras el congoleño se felicita de las conclusiones, la ministra ruandesa no ha hecho mención alguna a ellas. Para Raymond Tshibanda, “la presencia de una fuerza neutra con mandato de garantizar la vigilancia y protección de la frontera es un paso adelante en la buena dirección”. Louise Mushikiwabo, ministra ruandesa, se inquieta por la abierta implicación de la MONUSCO al lado de las FARDC para combatir al M23 y su declaración traduce todo el odio de Kigali hacia las fuerzas onusianas. Se trata de una prueba suplementaria de que ambos ministros de Exteriores no emiten en la misma longitud de onda.

Queda claro que ni Kigali ni Kampala manifiestan claramente su voluntad de contribuir a una paz duradera en el este de la RDC y en los Grandes Lagos. Antes al contrario, exportan sus problemas al territorio congoleño y se complacen en una inseguridad permanente de la RDC, lo que consolida sus regímenes respectivos. La solución, si es que pudiera darse con ella, pasa por que renuncien al doble juego y a su codicia por hacerse con los recursos naturales de la RDC.

Escepticismo en la opinión pública

Así pues, nada sorprendente que la puesta en marcha de una fuerza neutra internacional haya sido mal acogida por la opinión pública congoleña. A los ojos de los congoleños, se trata de algo ya visto y recuerda a las múltiples operaciones conjuntas llevadas a cabo con Ruanda contra las FDLR, que no han dado resultados. Para la opinión congoleña, Kigali y Kampala siguen jugando a ser bomberos pirómanos. La fuerza neutra internacional podría integrar a militares ruandeses, ugandeses, burundeses y elementos del M23; ello no sería, en opinión de algunos, sino la oficialización de una ocupación del territorio congoleño y, en consecuencia, la garantía de la continuidad de la explotación ilícita de los minerales de la RDC. Una vez más la RDC se embarca en un juego que va en su contra, en la medida en que esta fuerza internacional pone en el mismo nivel a la víctima (RDC) y a sus verdugos (Ruanda, con la sombra de varias potencias extranjeras que le apoyan). La multiplicidad de ejércitos en las fronteras va a complicar aún más la situación y hacer inoperante cualquier tentativa de erradicar las fuerzas negativas, entre ellas el M23 y las FDLR.

(Le Potentiel, RDC, 14/07/2012)

Texto traducido y enviado por Ramón Arozarena.

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